Conceptos básicos de
la fe y vida cristiana,
y desarrollo personal.

Cada día puedes ser un buen prójimo

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Jesús enseñó cuán importante es el mandamiento de «ama a tu prójimo como a ti mismo»1. Pero, ¿quién es exactamente nuestro prójimo? ¿El vecino del apartamento de al lado? ¿La familia que vive más abajo en nuestra calle? ¿O quizás el maestro que reside en las afueras de la ciudad? ¿Podría ser alguien de otro país o incluso de otra cultura distinta de la nuestra?

No hay que conocer a una persona para ser un buen prójimo de ella; en cambio, significa relacionarse amistosamente con las personas con quien te cruzas o entras en contacto. Puedes ser un buen prójimo siendo amable y considerado con los demás, respetuoso en tu relación con ellos, honesto y generoso. Así, obedeces el mandamiento de amar a tu prójimo y manifestar un interés afectuoso por las personas con quien te relacionas a lo largo del día.

Estas son algunas maneras de ser un buen prójimo para los demás.

  • Saludar a tus vecinos al salir y volver a casa.
  • Visitar y animar a una persona enferma.
  • Invitar a otro chico a jugar contigo.
  • Ayudar a tus papás o abuelos con las tareas domésticas.
  • Demostrar aprecio a las personas que realizan trabajos que te benefician a ti y a tu vecindario.
  • Manifestar buenos modales al disfrutar de una actividad con un grupo grande de amigos.
  • Permanecer tranquilo y paciente cuando sales de compras o a hacer algún recado con tus papás.
  • Comportarse bien con la niñera que te cuida mientras tus papás están fuera.
  • Ser respetuoso y prestar atención a tus profesores y entrenadores.

¿Se te ocurren otras maneras de manifestar el amor del Señor y ser un buen prójimo?

«Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos» (Gálatas 6:10; RV).
«Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros» (1 Juan 4:10; RV).

1 Mateo 22:39 (RV)

Disfruta el audio «Amarás a tu prójimo» que está basado en Gálatas 5:14.

Texto: Evan Kallen. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.

Todo lo doy

MP3: Todo lo doy (Spanish)
MP3: All That I Have (audio)

Dios ve todas las cositas que damos a los demás. A Dios le gusta que compartamos lo que tenemos.

Una vez Jesús estuvo hablando con una muchedumbre de cinco mil personas en un campo. No tenían que comer, todos tenían hambre. Un niñito vino y regaló su almuerzo a Jesús.

“Ese poquito no alcanzará para todos”, comentaron algunos.

Jesús sonrió a su amiguito, tomó los alimentos y los bendijo. “Den de comer a todo el que tenga hambre” dijo Jesús.

Así empezaron a repartir la comida que el niño les había dado, y en lugar de acabarse ¡hubo más y más y más! Al poco rato todos habían comido, incluso Jesús y su amiguito, y además sobró mucha comida.

En otra ocasión, Jesús estaba sentado en el templo. Mucha gente entraba a donar dinero para la obra de Dios. Algunos ricos se enorgullecían de que estaban dando mucha plata. Mientras Jesús miraba, una señora muy pobre entró y puso dos moneditas. Jesús le sonrió y dijo: “Esta pobre viuda dio más que toda la demás gente. Dio todo lo que tenía.” Dios la bendijo y la guardó.

*

Dos pescaditos y un poco de pan
a cinco mil hombres alimentarán.
Un muchachito todo lo dio,
y aunque era poco, se multiplicó.

Estribillo:
Todo lo doy, todo lo doy,
yo voy a darle todo al Señor. [Bis]

Una viudita de aquella ciudad,
aunque dio poco, dio de verdad.
Al ver su ofrenda, Jesús se alegró;
dijo de ella: “Todo lo dio”.

Se repite el estribillo

Dos pescaditos y un poco de pan
a cinco mil hombres alimentarán.
Un muchachito todo lo dio,
y aunque era poco, se multiplicó.

Se repite el estribillo

… Yo voy a darle todo al Señor.

Tomado del álbum Grandes aventuras 2. Intérprete: Cathy Gehr.
© Aurora Production AG, 1996. Utilizado con permiso.

Llamados cristianos por primera vez

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En el libro de Hechos, los primeros discípulos estaban ansiosos por propagar el mensaje de Jesús y ganar a miles de personas para que creyeran en Él. A los creyentes se les llamó cristianos, por primera vez, durante el periodo en que los apóstoles Pablo y Bernabé estaban enseñando a un gran grupo de nuevos creyentes en la ciudad de Antioquía1.

¿Puedes encontrar tres artículos modernos escondidos en estos dibujos de los primeros cristianos?


1 Ver Hechos 11:25-26.

Texto: Evan Kallen. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.

Verdadera amistad

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Clara, apoyada en la barandilla del segundo piso del gran centro comercial, observaba a la gente que caminaba por el piso inferior.

Iba a ir al cine con sus primos. Habían llegado temprano, así que mientras aguardaban a que comenzara la película, decidieron ver los escaparates de algunas tiendas cercanas.

—¡Clara, ven a ver esto! —exclamó Mateo—. ¡Sería muy divertido ensamblar este modelo de nave espacial!

A Clara no le interesaban lo más mínimo dichos modelos, así que sonrió a Mateo y fue a ver qué hacía su prima Caty.

En ese momento, llegó el tío José con las entradas.

—¡Hora de ir al cine!

Cuando Clara se dio la vuelta para irse, por el rabillo del ojo vio cómo Caty echaba en su bolso una cadenita que había estado mirando. Pensaba que nadie la estaba mirando.

Clara se quedó de piedra. Se preguntaba si debía decirle a Caty que la había visto.

—¡Vamos, Clara —dijo el tío José—. Tenemos que irnos ya.

Clara se encontró rodeada de los otros chicos que iban al cine, pero de repente había perdido toda la ilusión de la salida.

Debería decirle a Caty que la he visto llevarse la cadenita —pensó Clara mientras subían por las escaleras mecánicas en dirección al cine.

Clara apenas pudo disfrutar de la película. Estaba distraída pensando si debería decirle algo a Caty o no.

Quiero que Caty siga siendo mi amiga, pero si le digo que sé lo que ha hecho, quizás se enfade conmigo.

Mientras regresaban a casa, Clara permaneció callada.

Jesús, te ruego que me muestres qué debo hacer. Caty y yo siempre hemos sido buenas amigas. Sé que lo que ha hecho está mal, pero creo que ahora es demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Clara escuchó la voz del Señor en su corazón que le decía:

Si le hubieras hablado con una actitud humilde a Caty cuando viste que cogió la cadenita, se habría sentido humillada pero la habría devuelto. Ahora no sabe qué hacer.

»Puede parecer difícil denunciar a una amiga y familiar. Te preocupaba que Caty se metiera en problemas y se desanimara porque la habían pillado robando y se enfadara contigo.

»Pero si de veras te preocupas por Caty querrás lo mejor para ella. Cuéntale a la tía Marga lo que viste, reza por Caty y confía en Mí para que todo salga bien.»

Aunque la idea de contarle todo a la tía Marga le costaba mucho, Clara se sintió mejor y más tranquila sabiendo que eso era lo que el Señor le había mostrado y que Él se encargaría del resto.

Más tarde, ya en casa de sus primos, Clara encontró a su tía en la cocina y le contó en privado lo que había ocurrido en el centro comercial.

—Gracias, Clara, por contármelo —dijo la tía.

—Pero preferiría haberle dicho a Caty que la vi cogiendo la cadenita en cuanto sucedió —respondió Clara.

—Pues sí —añadió tía Marga—, aunque Caty se sintiera avergonzada e incluso ofendida de que se lo dijeras, a la larga se habría sentido agradecida ya que habría podido devolver al instante la cadenita. Yo hablaré con ella esta noche. Seguramente se sentirá terrible y será un alivio para ella que la verdad salga a la luz.

—Es hora de irte a casa —dijo el tío José entrando a la cocina—. Acabo de telefonear a tus padres para decirles que ya vamos para allá.

*

A la mañana siguiente, Caty llamó por teléfono a Clara.

—Gracias por contárselo a mi mamá. Me sentí muy mal por robar esa cadenita, pero me daba miedo pedir ayuda. ¿Quieres acompañarnos hoy a mamá y a mí al centro comercial para que la devuelva a la tienda? Necesito el apoyo de mi prima y amiga.

—Claro que sí —respondió Clara.

—¡Gracias, Jesús, por resolver todo este asunto! —alabó en silencio Clara—. Y gracias por darme las fuerzas para hacer lo correcto. ¡Te amo, Jesús!

«Fieles son las heridas del que ama» (Proverbios 27:6; RV).
«En todo tiempo ama el amigo. Y es como un hermano en tiempo de angustia.» (Proverbios 17:17; RV.)
Anónimo. Ilustración: Jeremy. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.

David, ¿qué harás con tus piedritas?

MP3: David, ¿qué harás con tus piedritas? (Spanish)
MP3: David, What Will You Do with Your Pebbles? (English)

Los filisteos eran enemigos de Israel, y uno de ellos, Goliat, era un gigante. El rey de Israel, que se llamaba Saúl, y todo su ejército tenían tanto miedo que salieron despavoridos cuando vieron venir al gigante Goliat. Medía tres metros y medio, y llevaba una espada y un escudo enormes y una lanza muy larga.

Asustó a todo el ejército de Israel durante cuarenta días. David era el único que no le tenía miedo. Pero, resulta que David era un chiquillo, no un soldado. ¿Qué podía hacer?

Dios le dijo: “David, ve al río y escoge cinco piedras lisas, y prepara tu honda.”

*

Estrofa:
Un simple muchachito que se llamaba David.
Un simple pastorcito cuidaba su redil.
De un arroyito cinco piedritas tomó.
Un simple muchachito armado de valor.

Y una pequeña piedra en su honda colocó.
Una pequeña piedra, y la honda giró y giró.

Estribillo:
¡Giró y giró, y giró y giró, y giró y giró, y giró!
Aquella piedrita echo a volar…
y el gigante se desplomó.

(Se repiten las primeras estrofas)

¡Giró y giró, giró y giró, y giró y giró y giró!
Aquella piedrita echó a volar [¡echó a volar…!]
y el gigante se desplomó. [Bis]

David era un muchachito…

Tomado del álbum Grandes aventuras 2. Música y letra: Peter Gehr. Voz: Andy P., Peter Gehr, y Gabe M. Producción: Peter Gehr.
© Aurora Production AG, 1996. Utilizado con permiso.

Enseñanzas de Jesús: Los mandamientos más importantes

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Basado en Marcos 12:28-34.

Un maestro de la ley le preguntó a Jesús: «De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?»

Jesús respondió: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es igualmente importante: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos.»

El maestro de la ley respondió: «Bien dicho, Maestro. Estos dos mandamientos son más importantes que todas las ofrendas y sacrificios.»

Jesús le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.»

Y después de eso, nadie se atrevió a hacerle más preguntas a Jesús.

Texto, ilustración y diseño: Didier Martin.
© Didier Martin, 2022. Utilizado con permiso.