0-5 crecer/hacerse mayor Archivos
Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Por insistir en no dormir—Pasatiempos
Une los puntos
¿Quién quiso pasarse una noche sin dormir?
Siluetas de cabezas
Une con una línea cada una de las cabezas con su correspondiente silueta.
¡A la cama!
Recorre el laberinto yendo de estrella en estrella y lleva a Yago a la cama.
Creación e ilustración: Agnes Lemaire. Diseño: Roy Evans.Publicado en Rincón de las maravillas. © Aurora Production, 2008. Utilizado con permiso.
Descargas
- PDF: Activity Book: Grandpa Jake’s Storybook: Dino Tales: Bedtime Blues (English)
- PDF: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Por insistir en no dormir—Pasatiempos (Spanish)
- PDF: ジェイクおじいちゃんの お話シリーズ:恐竜たちのお話:アクティビティブック:ゆううつなベッドタイム (Japanese)
- PDF: Histórias do Vovô Juca: Dino e Cia: Por que Dormir — Livro de Atividades (Portuguese)
Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Por insistir en no dormir
—Tristán, en cinco minutos será hora de acostarse —dijo el abuelo Diego asomando la cabeza por la puerta del cuarto de su nieto.
—¿Me tengo que ir a la cama ya? —preguntó el niño.
—Dormir te hace bien —le explicó el anciano—. Te mantiene saludable, te permite crecer y te da energía.
—¿Puedo leer un rato más? —imploró el pequeño.
—¿Qué te parece si te cuento mejor lo que le ocurrió a Yago una vez que no descansó bien?
—De acuerdo —respondió Tristán guardando el libro y disponiéndose a escuchar a su abuelo.
—Mañana vamos de excursión a la montaña —anunció don Aniceto.
—¡Yupi! —corearon emocionados todos los alumnos.
—Es muy importante que esta noche todos descansen bien —dijo el profesor—. Partiremos temprano, y tienen que llenarse de energías para la caminata.
Cuando volvían a su casa, Yago y sus amigos fueron hablando de la excursión.
—¡Voy a pasarme toda la noche despierto! —exclamó Yago—. Así seré el primero que estará listo.
—¡Qué tontería! —dijo Pompita—. Si no duermes, mañana estarás muy cansado.
—¡Qué va! —contestó Yago—. Ya verás.
Aquella noche, cuando todos los dinosaurios se acostaron, Yago se esforzó por permanecer despierto. Se quedó leyendo todo el tiempo que pudo. Luego se paseó silenciosamente por la guarida mientras su familia dormía. Tomó una merienda y se contó cuentos a sí mismo. Yago hasta intentó contar todas las estrellas del cielo, aunque siempre se confundía y tenía que volver a empezar.
«Les demostraré a mis amigos que puedo pasarme toda la noche despierto —se dijo—. ¡Mañana estaré estupendamente, y mejor preparado que ellos para la excursión!»
Al clarear, Yago saltó de la cama y se apresuró a alistar su equipo de senderismo.
—Buenos días, Yago —lo saludó su madre—. Tan temprano y ya estás despierto. ¿Dormiste bien?
—Es que no... —comenzó a decir Yago—, este... sí, gracias.
—Por lo que nos ha dicho don Aniceto, la caminata de hoy va a ser bastante larga —comentó su madre—. Me alegro de que hayas descansado bien.
—Estaba listo antes que ustedes —se jactó Yago al ver a sus amigos—, ¡y me pasé toda la noche despierto!
—Te vas a cansar —sentenció Pompita.
—¡No creo! —respondió Yago.
Una vez reunidos los excursionistas, don Aniceto estableció algunas reglas y les recordó que debían permanecer con el grupo. Después de eso, partieron.
Al principio Yago iba a la cabeza. Sin embargo, con el transcurrir de la mañana comenzó a quedarse atrás. La senda fue poniéndose cada vez más empinada, y Yago con frecuencia bostezaba y se quedaba sin aliento.
—¿Te pasa algo? —le preguntó Pompita al ver que iba rezagado—. ¿Estás cansado?
—¡Para nada! —mintió Yago—. Me quedo atrás para ver mejor los árboles y fijarme en cosas que a los otros se les pasan por alto.
—Yo me alegro de haber dormido bien anoche, porque estoy llena de energías para esta caminata —dijo Pompita.
Yago no contestó. Sentía las piernas cada vez más pesadas. Mientras más subían, más frío tenía. Aunque se puso los dos suéteres que llevaba, no consiguió entrar en calor.
—¿Dónde está Yago? —preguntó don Aniceto al poco rato. Todos miraron hacia atrás. No se le veía por ninguna parte.
—Será mejor que lo busquemos —decidió don Aniceto—. ¡Espero que no se haya perdido!
Al cabo de unos minutos lo encontraron acurrucado al pie de un árbol grande. Estaba tiritando, y los ojos se le cerraban por el cansancio.
—Yago, ¿te encuentras bien? —preguntó el profesor.
Yago bostezó. El labio inferior le temblaba. Cuando trató de ponerse en pie, las piernas no le respondieron. Estaba exhausto, y no podía seguir.
—Vaya, parece que vamos a tener que dar la vuelta —dijo don Aniceto.
—Pero, profesor, aún no hemos llegado a la cima —protestó Patricio.
—Ya lo sé. Pero no creo que Yago pueda continuar. Tendremos que regresar. Tal vez en otra oportunidad lo volvamos a intentar.
Decepcionados, los excursionistas emprendieron el descenso. Don Aniceto tuvo que llevar a cuestas a Yago, pues estaba demasiado exhausto para caminar.
Yago tuvo que estar varios días en cama. Le dolía la cabeza, y se sentía mareado, cansado y resfriado.
—Creo que Patricio y Pompita están enojados conmigo —le confió una noche a su mamá cuando ella lo fue a ver a su habitación.
—¿Por qué? —preguntó ella.
—Porque les eché a perder la caminata. Verás, yo... te mentí cuando te dije que había dormido bien la noche anterior. En realidad me pasé toda la noche en vela. Pensé que así estaría mejor preparado para la excursión...
—Bueno, eso explica por qué terminaste tan cansado y te enfermaste —observó su madre—. A tu cuerpo le faltaron energías para caminar tanto, y para mantener tu temperatura normal.
—Lo siento mucho —reconoció Yago con lágrimas en los ojos—. Si hubiera sabido que iba a pasar esto, no me habría quedado toda la noche despierto. Habría dormido bien.
—Claro, pero a veces conviene seguir las instrucciones aunque no entiendas lo que te mandan hacer.
Cuando Yago se recuperó y volvió a ir al colegio, le pidió permiso a don Aniceto para dirigirse a toda la clase.
—Siento mucho que por culpa mía se tuviera que interrumpir la excursión antes de terminarla —comenzó diciendo—. Resulta que decidí no dormir la noche anterior porque pensé que así estaría mejor preparado. Pero me equivoqué. Terminé enfermándome, y por mi culpa nadie pudo llegar a la cima. También les pido perdón por no haber dicho la verdad.
—Gracias por pedir disculpas a toda la clase, Yago —dijo el profesor—. Te perdonamos. Estoy seguro de que cada uno podrá sacar una buena enseñanza de lo ocurrido.
Un par de semanas más tarde, don Aniceto anunció que iban a subir otra vez a la montaña. Les recordó a todos que descansaran bien.
Cuando Yago llegó a su casa, les dijo a sus padres que se quería acostar muy pronto a fin de estar fuerte y bien preparado para la excursión.
Al día siguiente se sentía lleno de energías. No se cansó en absoluto. El grupo llegó hasta la cima y regresó sin contratiempos.
—Si yo fuera a subir a una montaña, descansaría súper bien la noche anterior —dijo Tristán.
—Estupendo —respondió su abuelo—. Pero ¿sabes una cosa? Es importante que descanses bien todos los días.
—¿Por qué?
—Porque mientras duermes tu cuerpo se fortalece —explicó el anciano—. El sueño y el descanso te dan energías para el día siguiente. Si duermes poco, tu cuerpo se debilita, y es más fácil que te enfermes.
—No me gusta estar malito —dijo Tristán—, será mejor que me duerma.
—Muy buena idea.
Moraleja: Para gozar de buena salud tu cuerpo requiere ciertos cuidados. Si duermes bien y comes bien serás menos propenso a las enfermedades.
Texto: Katiuscia Giusti. Ilustración: Agnes Lemaire. Color: Doug Calder. Diseño: Roy Evans.Publicado en Rincón de las maravillas. © Aurora Production AG, Suiza, 2008. Todos los derechos reservados.
Descargas
- MP3: Grandpa Jake’s Storybook: Dino Tales: Bedtime Blues (English)
- PDF: Grandpa Jake’s Storybook: Dino Tales: Bedtime Blues (English)
- MP3: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Por insistir en no dormir (Spanish)
- PDF: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Por insistir en no dormir (Spanish)
- PDF: ジェイクおじいちゃんの お話シリーズ:恐竜たちのお話:ゆううつなベッドタイム (Japanese)
- PDF: Histórias do Vovô Juca: Dino e Cia: Por que Dormir (Portuguese)
Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Conrado el descuidado—Pasatiempos
¿Qué le regalaron?
Busca las dos mitades del regalo que le hicieron a Conrado por ser limpio y ordenado, y márcalas con círculos. Luego pinta los demás dibujos empleando los mismos colorear para las dos mitades de cada uno.
Colorea el dibujo
Minirrompecabezas
Colorea los dibujos, recórtalos tal como se indica y tendrás cuatro rompecabezas con los que jugar.
Creación e ilustración: Agnes Lemaire. Diseño: Roy Evans.Publicado en Rincón de las maravillas. © Aurora Production, 2008. Utilizado con permiso.
Descargas
- PDF: Activity Book: Grandpa Jake's Storybook: Dino Tales: My Oh My, Milton! (English)
- PDF: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Conrado el descuidado—Pasatiempos (Spanish)
- PDF: ジェイクおじいちゃんの お話シリーズ:恐竜たちのお話:アクティビティブック:「何てこった、ミルトン!」(Japanese)
- PDF: Histórias do Vovô Juca: Dino e Cia: “Minha Nossa, Milton!” — Livro de Atividades (Portuguese)
Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Conrado el descuidado
Era domingo por la tarde. Tristán estaba construyendo su tren de Legos en la sala. Había vías y piezas esparcidas por todas partes.
—¡Caramba! —dijo su abuelo al ver el desorden.
Y entrando de puntillas para no pisar las piezas añadió:
—Te estaba buscando arriba.
—Vine a jugar aquí —explicó su nieto— porque no había espacio en mi habitación.
—No me extraña —contestó el abuelo—. ¡Tu cuarto está tan revuelto que casi no pude abrir la puerta!
—Mami lo arreglará más tarde —señaló el pequeño—. Creo que le gusta hacerlo.
—La verdad, Tristán, es que a veces le das bastante trabajo a tu mamá porque tiene que recoger cantidad de cosas que dejas tiradas. ¿Sabías que cuando un niño aprende a guardar sus cosas y se vuelve responsable es señal de que se está haciendo grande?
Tristán lo negó con la cabeza y suspiró.
—No me gusta ordenar. ¡Toma mucho tiempo!
—Por eso tienes que aprender a recoger sobre la marcha, antes de que tu habitación llegue a estar tan revuelta.
—Abuelito, ¿y por qué hay que ordenar? —preguntó su nieto.
—Muy buena pregunta. Conozco un cuento que te ayudará a entender la importancia de ser ordenado y responsable.
Tristán se subió rápidamente al sofá para escucharlo.
—¿Qué tal si primero recoges los Legos? —propuso el abuelo.
—De acuerdo —respondió el niño—. ¿Y luego me lo cuentas?
—Trato hecho.
Don Aniceto llegó al colegio con una caja grande.
—Buenos días a todos —saludó y colocó la caja en su escritorio.
—Buenos días, don Aniceto —corearon los alumnos.
—¿Pasaron un buen fin de semana?
—Sí —respondieron los chiquisaurios.
—Disculpe, profesor, ¿qué hay en la caja? —preguntó Dina.
—Una sorpresa. Resulta que esta semana vamos a concentrarnos en tener buenos modales y ser responsables, limpios y ordenados. He dado a sus padres una hoja para que la vayan rellenando. Cada vez que ustedes cumplan bien sus obligaciones, demuestren buenos modales y se esfuercen por ser limpios y ordenados, ellos lo anotarán. Al final de la semana, los tres alumnos que obtengan el mejor puntaje recibirán un premio.
Don Aniceto abrió la caja y sacó de ella una bolsa que contenía una pequeña carpa iglú. A continuación extrajo un juego de pinturas que venía con un caballete y con paleta para mezclar los colores. El tercer premio era un juego para armar un carrito.
A Conrado se le iluminaron los ojos cuando vio el carrito. Siempre había querido tener uno.
Comenzó la clase. Conrado estaba distraído pensando en el carrito. Lo malo era que no se había fijado mucho en la explicación de lo que dijo que había que hacer para ganar el premio.
Cuando emprendió el regreso a su casa, seguía soñando con el carrito, y se metió sin darse cuenta en unos barrizales. Al llegar tenía los zapatos y los pantalones cubiertos de lodo.
—Conrado, ¿dónde te metiste? —le preguntó su mamá.
—Es solo un poco de barro, mami —dijo él—. Más tarde me cambio.
—Acuérdate de la hoja que me entregó don Aniceto. No te puedo anotar un punto si no te lavas de inmediato.
—Está bien —suspiró Conrado.
Rápidamente fue a cambiarse; pero no se limpió a fondo los zapatos, por lo que luego dejó huellas de barro en el piso de la guarida.
Más tarde llegó su papá.
—Hola —saludó.
—Hola, cariño —contestó la mamá de Conrado.
Pero Conrado no le devolvió el saludo; estaba ensimismado jugando.
El papá fue a sentarse en su sillón habitual; pero apenas se dejó caer en él, soltó un grito.
—¡Aaaaayyy!
—¿Qué te ha pasado, querido? —preguntó la mamá.
—Había algo en el sillón —respondió el papá.
En efecto, al mirar descubrió unos juguetitos puntiagudos con los que Conrado había estado jugando y que se había olvidado de guardar. La mamá de Conrado movió tristemente la cabeza.
Los días fueron pasando. Conrado no conseguía mantener su ropa limpia. Después de jugar con sus camioncitos en el barro, no les lavó las ruedas, y al endurecerse el barro, dejaron de funcionar. Su cuarto estaba todo patas arriba, con los juguetes desparramados por el suelo. Además, no era diligente con las tareas que le encargaban.
—¿Qué es esto, Conrado! —exclamó don Aniceto cuando Conrado llegó al colegio el siguiente lunes.
Conrado estaba hecho un desastre. Camino del colegio se había puesto a perseguir una mariposa y se había rasgado el pantalón en una cerca. Luego se había manchado la ropa al cruzar corriendo un charco, y encima había llegado tarde. El profesor ya había repartido los premios. Yago se había ganado la carpa iglú, Pompita el juego de pinturas, y Viviana el carrito.
Conrado bajó la vista apenado. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo sucia y rota que tenía la ropa.
—Lo siento, don Aniceto. Yo tenía muchas ganas de conseguir el carrito, pero creo que debo aprender a ser más ordenado y tener mejores modales.
Conrado regresó a su casa un poco triste.
—No me gané ningún premio en el colegio —dijo a su mamá.
—Bueno, Conrado, no pude anotarte ningún punto en la hoja —le dijo su mamá—. Procuré recordarte que recogieras tus cosas, pero tú no me hacías caso.
—Es que, mamá, ¡es muy difícil ser limpio y ordenado! —protestó Conrado.
—Sé que es difícil, pero todos los niños lo tienen que aprender; y con la práctica se vuelve más fácil —lo animó su mamá—. Podemos rezar juntos y pedirle a Dios que te ayude a ser más responsable y a tener mejores modales. ¿Por qué no seguimos anotando puntos en una hoja como la que preparó don Aniceto? Probemos cómo te va en las próximas semanas.
—¡De acuerdo! —contestó Conrado.
En las semanas que siguieron Conrado se esforzó por ser limpio y ordenado. Al principio le costaba; pero a medida que fue acostumbrándose a hacer las tareas que le encargaban, a guardar sus cosas y a mantenerse limpio, se le hizo más fácil.
Y una noche su papá le trajo un carrito igual al que se había ganado Viviana y se lo dio como premio por haber estado cumpliendo sus obligaciones y haber tenido buenos modales.
¡Conrado estaba muy feliz! Y de ahí en adelante se destacó por sus buenos modales, su diligencia y su aseo personal.
—Abuelito, voy a procurar ser más limpio y ordenado —dijo Tristán.
—¡Genial! —contestó su abuelo—. Seguro que tu mamá se pondrá muy contenta.
—Voy a subir a recoger mi cuarto. Así cuando venga mamá se llevará la sorpresa de encontrarlo limpio y ordenado —exclamó.
Moraleja: Si los demás ven que eres responsable y que cuidas bien las cosas que se te han dado, es probable que quieran confiarte más cosas, pues sabrán que las tratarás bien.
Texto: Katiuscia Giusti. Ilustración: Agnes Lemaire. Color: Doug Calder. Diseño: Roy Evans.Publicado en Rincón de las maravillas. © Aurora Production AG, Suiza, 2008. Todos los derechos reservados.
Descargas
- MP3: Grandpa Jake’s Storybook: "My Oh My, Milton!" (English)
- PDF: Grandpa Jake’s Storybook: Dino Tales: "My Oh My, Milton!" (English)
- MP3: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Conrado el descuidado (Spanish)
- PDF: Cuentos del abuelito: Chiquisaurios: Conrado el descuidado (Spanish)
- PDF: ジェイクおじいちゃんの お話シリーズ:恐竜たちのお話:「何てこった、ミルトン!」(Japanese)
- PDF: Histórias do Vovô Juca: Dino e Cia: “Minha Nossa, Milton!” (Portuguese)
Jesús y yo: Eres importante para Mí
Soy el buen pastor. Yo conozco a Mis ovejas, y Mis ovejas me conocen. Eres uno de Mis corderos, y te cuido bien. Te vigilo para asegurarme de que estás a salvo y bien cuidado. Te hablo y conoces Mi voz1.
Me puedes llamar siempre y vendré a ti. Nunca estoy demasiado ocupado. Cuando te escucho llamar, te respondo porque eres importante para Mí.
Por pequeño que seas, puedes hacer cosas trascendentes para Mí y para los demás. Si observas Mi creación, puedes notar muchas pequeñeces que son útiles. La pequeña abeja no se preocupa de ser pequeña para recolectar polen para hacer la miel, lo hace y punto. Las hormiguitas están ocupadas todo el tiempo, construyendo su colonia y recolectando comida, y juntas pueden hacer cosas increíbles. Las gotitas de lluvia caen del cielo y llenan los ríos y dan agua fresca para la tierra.
Ser quien eres es importante. Tienes mucho que ofrecer con actos de bondad, con palabras amables y gestos amorosos, y transmitiendo Mi amor. Las palabras y los gestos amables te dan una estupenda oportunidad de alegrarle el día a alguien, y puedes ser tú el que le da dicha a alguien más.
«Dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial» (Mateo 5:16; NTV).
Nota a pie de página:
1 V. Juan 10:1–18.
Texto: Lyra Anouk. Ilustración: Agnes Lemaire. Color: Doug Calder. Diseño: Roy Evans.Derechos de la ilustración © Aurora Production AG, Suiza, 2004.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.
Jesús y yo: No te rindas
Aprender algo nuevo no siempre resulta fácil. Quizás estás aprendiendo a atarte los zapatos, montar en bicicleta o dibujar. Cuando algo te resulte complicado, sigue intentándolo y ¡no te rindas! Aunque al comienzo parezca difícil, no te pongas triste ni te desanimes. A veces solo hay que seguir intentándolo hasta lograrlo.
¿Alguna vez has observado un caballo recién nacido tratando de ponerse de pie? Cuando el potrillo hace sus primeros intentos por levantarse, le tiemblan las patas y parece que no será capaz de lograrlo. La mamá yegua le da un pequeño empujón y anima al potrillo a pararse de pie, pero él debe aprender a hacerlo por sí solo. Quizás se caiga, pero al final será capaz de sostenerse sobre sus patitas. Al principio está un poco inseguro, pero al día siguiente ¡podrá caminar e incluso correr!
Es importante estar dispuesto a perseverar, a seguir intentándolo aunque sea difícil. Aprender forma parte del crecimiento. Te ayuda a avanzar hasta ser la persona en la que te convertirás.
Por eso, si estás batallando para aprender algo nuevo, sigue intentándolo. Si perseveras, al final lo lograrás. Y no te olvides de pedirme ayuda. Siempre estoy dispuesto a echarte una mano.
«Todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas» (Filipenses 4:13; NTV).
Texto: Lyra Anouk. Ilustración: Agnes Lemaire. Color: Doug Calder. Diseño: Roy Evans.Ilustración © Aurora Production AG, Suiza, 2004.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.