La escena:
Craig no estaba impresionado. La primera cosa que hizo el Sr. Merv como reemplazante del líder del grupo fue correr tras el inquieto jugador del otro equipo, Skip, dejando la bandera totalmente desprotegida. Si Craig no se hubiera esforzado el doble al correr de vuelta para cubrir la defensa, Susi con toda seguridad hubiera capturado la bandera habiendo podido regresar a la base, seguramente saltando y silbando con toda tranquilidad. La maniobra distractiva que intentaron Skip y Susi era uno de los trucos más conocidos, y gracias al Sr. Merv, el equipo ahora estaba a un pelo de sufrir una derrota humillante.
Craig lo pensó unos momentos y decidió que ante la ausencia del experimentado líder de grupo de siempre, Frank, se debía hacer algo para salvar el juego de Captura de la bandera antes de que fuera demasiado tarde. El Sr. Merv evidentemente no había tenido tanta experiencia reciente.
—¡Sr. Merv! —Craig llamó gritando—. Vaya al centro del campo y mantenga un ojo en Susi. Yo me quedaré aquí haciendo guardia.
—Bueno, preferiría permanecer aquí porque estamos sobre una leve elevación del terreno —respondió el Sr. Merv— y desde aquí puedo ver todo el campo de juego.
—Bueno, Frank nunca necesita pararse al lado de la bandera para poder ver a los demás jugadores. ¡Rápido, vaya al centro antes de que Susi vuelva!
Sin embargo, antes de que el Sr. Merv pudiera responder, Skip venía corriendo desde el flanco izquierdo deslizándose por la parte trasera del círculo con su brazo extendido listo para capturar la bandera. Craig y el Sr. Merv voltearon para mirar, y en ese preciso instante Susi apareció corriendo detrás de ellos a toda velocidad. Skip y Susi chocaron y cayeron ambos encima de la bandera. Hubo un momento de silencio mientras Skip y Susi se levantaban.
—Creo que debemos ir más despacio para que nadie se haga daño —dijo el Sr. Merv.
Craig tomó la iniciativa.
—¿Te has hecho daño Susi? ¿Y tú Skip? —preguntó rápidamente. Cuando ambos negaron con la cabeza, Craig continuó—: Muy bien, ¡estupendo! Entonces ambos están capturados. Ahora vayan a la cárcel. Solo nos quedan 15 minutos. Sr. Merv, quédese aquí haciendo guardia. Yo haré un contraataque y capturaré la bandera del otro equipo.
El Sr. Merv no atinó siquiera a agregar un comentario; Craig ya se encontraba en el medio del campo de juego planificando su estrategia. Craig espiaba la bandera del otro equipo, y sorprendentemente, no estaba siendo vigilada. Qué perdedores, pensó mientras la tomaba y muy contento salió corriendo hacia su base, mientras seguía preguntándose por qué no aparecían sus oponentes.
Al acercarse a la base de su equipo, notó que todos seguían conversando alrededor del área de la bandera.
—Bueno, muchachos, esto no está yendo nada bien —interrumpió Craig. Se sentía muy molesto—. Pónganse en fila para que pueda armar los equipos. ¡Vamos, muchachos! ¡A moverse!
Pregunta: Yo tengo opiniones e ideas, y a veces pienso que yo debería estar a cargo en lugar de mis maestros y padres, sobre todo cuando se trata de algo de lo que sé más que ellos. ¿Eso está bien?
Respuesta: Tú tienes muchos dones y talentos, y eres inteligente. Y conforme vayas creciendo verás que te sentirás más capaz de pensar buenas ideas para beneficio tuyo y de tus amigos. Es genial cuando puedes utilizar bien esos dones y talentos. Sin embargo, parte del crecimiento también es aprender a usar sabiamente tus dones y talentos. Un individuo maduro sabe ser respetuoso a la hora de presentar sus ideas, y lleva tiempo aprender a hacer eso. Es más, ser humilde y respetuoso hacia los demás es señal de madurez.
«Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse» (Santiago 1:19).
Pregunta: ¿Pero y si yo estoy muy seguro de que tengo razón y mis padres o maestros están haciendo algo mal? ¿No me correspondería decirlo y hacer algo al respecto?
Respuesta: Siempre deberías decirlo si sientes que algo está mal, pero también debes aprender a hacer eso de la manera correcta. Ponte como meta aprender a hablar con humildad y respeto. Comparte tus ideas con una actitud abierta y buena disposición ante los comentarios de otras personas, incluso si en ocasiones sus puntos de vista discrepan de los tuyos.
Aun si lo que intentas decir es lo correcto, te colocas a ti mismo en una mala postura si lo dices con una actitud orgullosa e irrespetuosa. Más allá de lo correcto que sea tu punto de vista, si no lo comunicas con amabilidad y respeto, deja de ser lo correcto. Dale más importancia a ser amoroso y respetuoso que a simplemente tener razón.
También es importante recordar que sea cual sea tu opinión, siempre existe la posibilidad de que estés equivocado o que no estés viendo o entendiendo todos los aspectos de un asunto. Si tratas de recordar esto, serás más humilde y abierto en tu conversación y en la manera de presentar tus puntos de vista.
«No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismos.» (Filipenses 2:3; RVC.)
Pregunta: A veces parece que los que son mayores que yo no saben tanto como yo sobre algún asunto. ¿Entonces por qué tengo que esforzarme tanto por ser respetuoso si ellos no saben o no conocen tanto sobre el asunto, y solo quieren que yo vea las cosas desde su perspectiva?
Respuesta: Mostrar respeto a los demás no tiene que ver con que seas más inteligente que ellos; sino de que la cortesía y los buenos modales formen parte de tu relación y comunicación con las otras personas, ya sea que tengas razón o estés equivocado.
Todo el mundo posee un caudal distinto de conocimiento, experiencias e intereses, y eso puede influir en tus fuertes opiniones. Al ser joven, es fácil ver que alguien adolece de conocimiento o comprensión en algún tema, e insistir en que tú sabes más y tienes la razón. Te vendrá bien dar un paso atrás y ver el panorama general.
Pregúntate a ti mismo si demostrar tu punto de vista es lo más valioso en dicha situación. Quizás te estés perdiendo algo más allá de lo aparente, y tus padres o profesores poseen una mayor comprensión sobre el asunto. Los que son mayores que tú han acumulado más sabiduría y conocimientos sobre la vida en general, lo que puede influenciar un punto de vista más allá de los conocimientos escolásticos o tecnológicos o de las tendencias actuales y de moda.
Eso no significa que debas decir que sí a todo (aunque no estés de acuerdo), porque eso solo te hará sentir resentido y que no te escuchan. El respeto debe ser mutuo, y en una discusión ambas partes deben estar dispuestas a escuchar la versión del otro. La clave es aprender a presentar tu punto de vista con respeto y cortesía incluso aunque tú sepas más sobre el tema.
Pregunta: ¿Cómo puedo superar la frustración que siento cuando enfrento estos conflictos con mis padres o maestros?
Respuesta: No todos los conflictos acaban de manera armoniosa. Puede que termines dicha discusión sintiéndote frustrado, que no te prestaron atención o incluso menoscabado. Si ese es el caso, deberías tratar de aclarar la situación, pero no siempre se logra en la tensión del momento.
En ocasiones, a medida que tu temperamento e irritación se aplacan, quizás descubras que en realidad no era un asunto tan importante, y que puedes dejarlo pasar. Otras veces si la ofensa perdura, tendrás que hablar sobre ello. En situaciones así, busca la manera de expresar lo que sientes a tus padres o profesores para que sepan cómo el asunto o la comunicación te han afectado. Ayuda el definir qué fue lo que te hizo sentir frustrado u ofendido para que puedas comunicarlo con claridad. Si te cuesta expresarlo verbalmente, también lo puedes hacer por escrito.
Parte de crecer y madurar es no permitir que la ira o la frustración se conviertan en un aspecto predominante de la comunicación que mantienes con tus padres o maestros. Aprende a ver más allá de lo que te molesta en este momento y concéntrate en lo que puedes aprender de tus conversaciones con tus padres y maestros, incluso aunque no estés de acuerdo en todo. Aprender a comunicarse de manera adecuada forma parte importante de tu relación con los demás. Pero debe funcionar en ambos sentidos: escuchando a los demás y expresando tus pensamientos y opiniones. En muchas ocasiones, tendrás que preguntarte a ti mismo si es mejor decir lo que piensas o no decirlo y simplemente escuchar. Discutir por el simple hecho de tener la razón con frecuencia nos impide ver el panorama general.
Texto: R. A. Watterson y Andrea Gianni. Ilustración: David Komic. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.