Rincón de las maravillas

¿Te preguntas, a veces, si Dios escucha tus oraciones?

La Biblia nos dice que cuando oramos por cosas buenas, Él nos oye. «Y estamos seguros de que Él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada»¹.

Por eso, ¿cómo sabemos que nuestras oraciones agradan a Dios? Si pides algo bueno para ti o para otras personas, entonces esa oración le agrada.

También la Biblia nos enseña que cuando hacemos cosas buenas y correctas, el Señor escucha nuestras plegarias. «Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y Sus oídos atentos a sus oraciones»².

Lo opuesto de hacer lo correcto es hacer cosas egoístas y poco amables; entonces no podemos esperar que Dios responda nuestras oraciones. Por ejemplo, si estamos orando para hallar la manera de quitarle algo a otra persona, eso no está bien porque es robar. Si oráramos por eso, el Señor no escucharía nuestra plegaria. Pero si oramos para que Dios supla algo bueno para nosotros o para alguien más, Él escuchará esa oración, y la responderá de la mejor manera posible.

¡Dios nos ama a cada uno de nosotros, y le encanta escuchar nuestras oraciones y responderlas!

Notas a pie de página:

¹ 1 Juan 5:14 (NTV)

² 1 Pedro 3:12

¿Alguna vez te has preguntado que deberías decir en tu oración para que el Señor te responda? En una ocasión, el apóstol Pablo escribió: «No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.»¹

Pablo estaba explicando algunas de las claves de la oración. Primero, explica que cuando tenemos una necesidad, debemos orar y contárselo a Dios pidiendo Su ayuda. Luego, Pablo dijo que debemos agradecer la ayuda que Él nos brindó anteriormente sabiendo que no hay que preocuparse por nada que hayamos puesto en manos de Dios.

Incluso si la respuesta a nuestra oración no es exactamente lo que esperábamos, es importante recordar que Dios sabe lo que más nos conviene en cada situación. Él se preocupa por nosotros y sabe lo que nos hará más felices y será mejor a la larga. Cuando damos gracias a Dios por responder nuestras plegarias, incluso aunque no entendamos completamente Su respuesta, le demostramos gratitud y que confiamos en que nos ama y se interesa por nosotros, Sus hijos.

Así que al orar, recordemos estos puntos importantes:

• Entreguemos nuestras peticiones y preocupaciones a Dios, y pidamos Su ayuda y guía.
• Que la alabanza y la acción de gracias formen parte de nuestras oraciones.
• Tras presentar nuestras peticiones a Dios, no tenemos que preocuparnos, ya están en manos de Dios. Y si todavía te sientes preocupado, preséntaselo a Dios de nuevo en oración.

¿Tú o alguien que conoces tiene una necesitad? ¡En vez de preocuparte o inquietarte por la situación, preséntasela a Dios en oración, y recuerda darle las gracias!

¹ Filipenses 4:6-7 (NTV)

La señora MacKintrick era una señora mayor que vivía en las hermosas afueras de Escocia. Debido a que la señora MacKintrick era demasiado pobre como para pagar la renta, la congregación de la iglesia a la cual ella asistía, amablemente accedió a pagársela.

Una vez por mes, el piadoso pastor Bruce le entregaba el dinero para el alquiler. Durante una de esas visitas, en el curso de la conversación él le preguntó:

—Señora MacKintrick, los miembros de la congregación querían que le preguntara una cosa. No podemos comprender por qué su hijo no la ayuda económicamente. Nos enteramos de que él tiene un trabajo muy bueno en Australia.

—William es un buen hijo —dijo la señora MacKintrick—. Él se acuerda de escribirme todas las semanas. ¿Le gustaría leer alguna de sus cartas?

Curioso por saber un poco más sobre un hijo que amaba tanto a su madre pero que no la ayudaba con dinero, el pastor accedió a la idea de leer algunas de las cartas de William.

La señora MacKintrick trajo dos paquetes y le entregó uno al pastor Bruce.

Mientras el pastor desataba el hilo, la señora MacKintrick dijo:

—Con cada carta, William siempre me envía un pequeño dibujo.

Ahora el pastor sentía más curiosidad todavía.

—¿Un dibujo en cada carta? ¿Podría ver los dibujos también?

—¡Por supuesto! —Respondió la señora MacKintrick, y procedió a darle el otro paquete—. Algunos son del busto de un hombre, otros de un hombre sentado en un caballo, y algunos tienen la foto del rey. ¡Viva el rey!

Atónito, el pastor Bruce dijo:

—¡Que viva su hijo, señora MacKintrick! ¡Pero si es usted una mujer rica! Estos dibujitos son dinero. ¡Y pensar que usted sufrió durante tanto tiempo sin lo suficiente para vivir, cuando en todo momento, aquí mismo en su casa, usted tenía todo esto que le iba enviando su hijo, pero que usted pensaba que eran tan solo lindos dibujitos!

Muchas personas ven las promesas de la Biblia de la misma manera, solo como lindas palabras o «lindos dibujitos». Sin embargo, las promesas de la Palabra de Dios sirven para alentar nuestra fe en que Dios nos cuidará y que Él desea que pidamos Su ayuda en momentos de necesidad.

La Biblia dice: «Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas» (2 Pedro 1:4).