Dedica tiempo a apreciar a las personas con quien te relacionas. Demostrar aprecio a los demás es una muestra de que los amas y hace que esa persona se sienta feliz y satisfecha.
¡Forma una cadena de aprecio! Corta tiras de papel y en cada una de ellas escribe algo que aprecias de alguien que conoces: tus padres, tus hermanos, otros familiares, amigos, etc. Luego, con pegamento o grapas une todas las tiras formando una cadena.
Cuando termines de formar la cadena, la puedes colgar en la pared para que todos en casa la vean y puedan leer lo que te gusta y aprecias de ellos y de otros.
Concéntrate esta semana en el siguiente versículo:
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Corintios 13:13.)
Durante alguna reunión familiar o con amigos escriban el nombre de cada persona en papelitos por separado y colóquenlos en una cesta o recipiente. De uno en uno, que cada persona saque un papelito y diga el nombre que le tocó. Luego se pone una prenda que esa persona esté usando. Por ejemplo: a Julia le toca el nombre de su papá, y procederá a colocarse alguna prenda de él. Puede ser su sombrero, sus zapatos, su suéter, su reloj, o lo que sea que su papá le preste. Entonces, mientras Julia «está en el lugar de su papá», ella alaba al Señor por algo que admira, aprecia o le encanta de él.
Este es un versículo para pegar por la casa:
«Sírvanse los unos a los otros por amor» (Gálatas 5:13b; RVC).
Para este proyecto puedes utilizar papel de color o con dibujos (como el papel de regalo). Traza el contorno de la mano de cada miembro de tu familia o de tus amigos. Dentro de cada mano, escribe una o dos cosas especiales que esa persona aporta a tu familia o grupo. Puede ser algo que te gusta de ella, o algo que hace y que admiras mucho, o el motivo por el que te alegras de que forme parte de tu familia o sea amiga tuya.
Una vez que termines el proyecto, enséñaselo a la persona para que se ponga muy contenta al ver cuánto la aprecias.
Pega este versículo dentro de tu cuaderno, en el armario de tu habitación o en el del baño, te servirá de recordatorio:
«Hagan todo con amor» (1 Corintios 16:14; NVI).
Tomen turnos, uno por uno, para pensar en una persona que aprecian, sin decir su nombre. El que adivine quién es, le da gracias al Señor por un detalle de dicha persona.
Por ejemplo, Miguel comienza: «Estoy pensando en alguien cuyo nombre comienza por J…» María lo adivina: «Es… Juana». ¡Lo adivinó! Así que ahora, María hace una breve oración de agradecimiento: «Jesús, gracias por Juana, nuestra profesora. Nos enseña de forma muy divertida e interesante.» Luego, le toca a la persona que está junto a María.
Hagan la misma actividad pero con personajes de la Biblia.
Cada persona elige a alguien a quien demostrarle aprecio, puede ser un pariente, una maestra, un amigo o alguien a quien ves con frecuencia. Recorta unos papeles en forma de corazón, y en cada uno escribe algo que aprecies de esa persona. Procura emplear creatividad en lo que dices. En vez de escribir «Te amo por ser mi mamá», tal vez puedes decir algo nuevo, que quizás jamás le hayas dicho a tu madre antes, como: «¡Me encanta tu hermosa sonrisa, mamá!»
Ahora, coloca los corazones de aprecio en sitios donde el destinatario los encontrará fácilmente. Puedes colocarlos debajo de su plato de comida, o en otros lugares por el estilo donde sepas que los va a encontrar.
Pega esto en alguna parte donde lo puedas leer fácilmente cada mañana para empezar el día:
«Todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios» (1 Juan 4:7).
Haz una lista de tres personas a las que dedicarles un acto de bondad para mostrarle a cada una que la aprecias. Escoge personas a quien no le hayas hecho ningún acto de aprecio últimamente.
Este es un versículo para memorizar o repasar esta semana:
«Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios» (1 Juan 4:7).
Texto: Evangeline Walter. Ilustración: Zeb. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2021