Para reafirmar el artículo ¿Podemos ver a Dios? —e ilustrar el concepto de que si bien no vemos a Dios, sabemos que existe—, salgan al jardín o a la calle. Intenten observar el viento o la brisa. Animen a los niños a intentar explicar cómo saben cuándo pasa el viento.
Si viven en un lugar donde se ven las estrellas con claridad, salgan de noche a disfrutar de esa declaración de la gloria de Dios.
Recuerden a los niños los actos amorosos que ellos han hecho por ustedes y cómo de esa manera les han ayudado a ver a Dios.
Traducción: Sam de la Vega y Antonia López.