Rincón de las maravillas
¡El cielo es el límite!
viernes, agosto 10, 2018

«Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también Yo os envío.»1

«Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a Su mies»2.

«¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian buenas nuevas!»3

Donde sea que estés, te puedes dedicar a propagar el mensaje del amor y esperanza de Dios. Puedes ser mensajero del Evangelio mientras asistes a la escuela, o en lo que decidas ser o a qué dedicarte cuando seas mayor.

A través de todas las épocas, han existido hombres y mujeres que recibieron la llamada de dejar sus trabajos y países natales para dedicar sus vidas a alcanzar a los que nunca habían escuchado el Evangelio. Sin embargo, los hombres y mujeres de Dios también tuvieron otros papeles. En la Biblia, algunos fueron profetas, otros reyes y reinas, otros predicaron el Evangelio mientras llevaban a cabo sus profesiones, como carpintero, cocinero, consejero, músico, maestro, constructor, contable, fabricante de tiendas, sastre, diseñador de joyas, artista, jardinero, abogado o doctor.

Para Dios es importante que compartas Su amor y Su mensaje sin importar si eres misionero o no. Lo que te califica para ser Su mensajero es tu deseo y compromiso de compartir tu fe y manifestar el amor de Dios en tu relación con las personas que te rodean. Lo que habla alto y claro es la forma en que vives tu fe: la manera en que manejas los desafíos, tratas con personas difíciles, apoyas los valores cristianos como la honestidad y la moderación, y le das el mérito a Dios por tus éxitos.

Dios puede valerse de ti de cualquier forma que tú se lo permitas.

Por tanto, cuando centres toda tu atención en lograr el objetivo de convertirte en artista, médico, abogado, piloto, misionero a tiempo completo, o lo que sea, recuerda siempre manifestar Su amor a los demás. Dios puede valerse de ti de maneras que jamás habrías imaginado para ayudar a otras personas a conocer Su gran amor. El cielo es el límite, a menos que quieras ser astronauta. Entonces… ¿quién sabe?


Notas a pie de página

1 Juan 20:21 (RV)

2 Lucas 10:2 (RV)

3 Romanos 10:14-15 (RV)

Texto: Nina Kole, adaptado. Ilustración: Nozomi Matsuoka. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2018.
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Etiquetas: misioneros, testificación