Uno no tiene que tener sentimientos agradables hacia otra persona para ser amable y considerado con ella. Aun si te parece que no tienes nada especial para dar, siempre puedes compartir el amor de Jesús con los demás a través de la amabilidad, la consideración y la cortesía.
El amor se parece mucho a la alabanza. Hay días en que tal vez te sientas cabizbajo y todo parezca estar saliendo mal. En esos días, la última cosa que tienes ganas de hacer es alzar los brazos en alabanza a Jesús. Pero al arrancar tu motor de la alabanza, lo que al comienzo parece un esfuerzo mecánico de soltar alabanzas se convierte en una sincera explosión de gratitud.
Con el amor es igual. Hay días en que no te sientes con ganas de ser atento o cariñoso. Tal vez estés cansado, desanimado, como que te sientes distanciado de los demás, puede que estés algo encasillado en tu orgullo, pero eso no debería impedirte demostrar amor. El amor, como la alabanza, puede necesitar algunos pasos iniciales de fe antes de que lo «sientas».
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará el Espíritu Santo [el poder del amor de Dios] a quienes se lo pidan (Lucas 11:13 TLA).
Cuando das el paso de ser considerado con alguien —ya sea con una palabra de aliento, un acto compasivo, o con tus oraciones—, sin duda Jesús llenará tu corazón. Siempre está listo para llenar tu copa hasta el borde; es más, te llenará tanto que vas a rebosar. Jesús dijo: «Si permanecen en Mí y Mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá» (Juan 15:7 NVI).
Cuando le pides a Jesús que te ayude a dar el paso de ser amable y considerado con los demás, Su amor y Su presencia se vuelven parte de tu modo de actuar, puesto que estás pensando menos en ti mismo y más en cómo ayudar a otras personas.
El secreto del éxito para ser amoroso es manifestar amor como si se lo manifestaras a Jesús. Ser solidario y considerado debe verse como un regalo a Jesús, en vez de estar pensando en lo que te está costando o en lo que puedas llegar a obtener como resultado.
«Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí» (Mateo 25:40 NVI).
Cuando le pides ayuda a Jesús, aun cuando no te parece que tienes amor para dar a los demás, te darás cuenta de que Él puede darte Su inagotable amor para que se lo des a otros, bien indicándote un acto de bondad que puedes hacer por alguien, o poniendo en tus pensamientos palabras de aliento para animar a otras personas, o ayudándote a ver distintas maneras de prestar ayuda. Jesús está siempre ansioso de encontrar vasijas de amor como tú, a través de las cuales derramar Su amor.
Contribución: R. A. Watterson, basado en los escritos de María Fontaine. Ilustraciones: Zeb. Diseño: Christia Copeland.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2012