Rincón de las maravillas
El experimento de la higiene
viernes, marzo 26, 2021

Jesse dejaba vagar su imaginación cuando su mamá empezó a hablarle sobre los beneficios de mantenerse limpio, hasta que las palabras «experimento de la higiene» le llamaron la atención. A Jesse le encantaban los experimentos y jamás podía rechazar la oportunidad de llevarlos a cabo. Prestó mucha atención hasta que su mamá terminó de explicárselo.

Jesse permaneció en su asiento, estupefacto ante lo que acababa de escuchar. «¿Dirá en serio mi mamá que puedo pasar toda una semana sin limpiar ni lavar nada, incluido yo?», Jesse pensó. «Bueno, ¡me encanta la idea! Va a ser un lindo descanso de toda la limpieza y la organización que siempre tengo que hacer. Tal vez para cuando termine el experimento mamá se va a dar cuenta de que todo este asunto de la higiene no vale tanto la pena, y ya no tendré que limpiar nunca más.»

Jesse estaba emocionado el primer día: no tuvo que hacer los trabajos diarios ni tuvo que limpiar lo que ensuciaba. No parecía molestarle el desorden de su habitación ni su cabello revuelto.

¡El segundo día fue aún mejor! Y para cuando llegó el tercer día, aunque Jesse empezaba a sentir cierta comezón e incomodidad, se alegró de no tener que hacer el esfuerzo de ducharse y lavarse el cabello.

Sin embargo, el cuarto día, cuando ya no quedaban platos limpios para comer, Jesse empezó a cuestionar este nuevo estilo de vida. Parecía que había algunos inconvenientes con ese estilo de vida también, pero Jesse no le dio mucha cabida a ese pensamiento.

Cuando volvió de un vigoroso partido de fútbol el quinto día, Jesse notó que él y su dormitorio olían mal. Sus dientes ya se sentían bastante pegajosos, y hasta sintió el deseo de cepillarlos, pero decidió que podía esperar un poquito más. No pudo evitar notar, sin embargo, que sus amigos ya no demostraban tanto entusiasmo en estar con él. «Nos da vergüenza estar contigo; apestas», le dijeron.

El sexto día, las moscas revoloteaban alrededor de Jesse y lo seguían a todas partes, lo que se estaba tornando insoportable. Había pensado que no preocuparse sobre la higiene personal y no lavarse cada día iba a ser genial, pero ahora empezaba a molestarle. Su panza le dolía, se veía y se sentía terrible, sus amigos dejaron de visitarlo, y hasta le costaba dormir por las noches por lo sucio que se sentía y por la comezón que tenía todo el tiempo.

Al final del séptimo día, Jesse ya se había hartado de la suciedad y el desorden. Terminó el experimento tomando una ducha por voluntad propia, seguida de un baño de inmersión, para poder mojarse bien y pasarse bien la esponja. Se cepilló los dientes tres veces seguidas. Con gran entusiasmo lavó la vajilla y luego limpió a fondo su habitación. Sorprendentemente, estaba agradecido por lavadora, el detergente, el cepillo de dientes y la pasta dental, el jabón de tocador, el champú, y todas las demás cosas asociadas a la limpieza. A Jesse le quedó claro lo importante que es la higiene diaria.

¡La mamá de Jesse llegó a la conclusión de que todo el sufrimiento de esa semana valió la pena! Su anterior tarea de estar constantemente recordando y persuadiendo a Jesse para que cuidara sus cosas y su higiene personal y para que colaborara con las tareas de la casa había llegado a su fin... para siempre.

Fin
Autor anónimo. Ilustraciones: Tana. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2021
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Etiquetas: relatos para niños, higiene