La gratitud es una disposición de ánimo que nos permite ver nuestras circunstancias por el prisma de nuestro agradecimiento a Dios y actuar de tal manera que refleje ese sentimiento de aprecio. Cuando pensamos en Dios en el marco de la generosidad nos damos cuenta de lo espléndidamente dadivoso que es.
La generosidad es en parte producto del contentamiento. Cuando entendemos que Dios es generoso por naturaleza, que todo lo que nos ha concedido es valioso pero al mismo tiempo inmerecido, entonces —movidos por ese deseo de parecernos a Él— deberíamos ser igualmente generosos con nuestros semejantes.
Cuando la esplendidez detecta una necesidad, dice: «Yo tengo lo necesario y tú no; por eso quiero compartir lo que tengo contigo».
Cuando confiamos que Dios ha provisto y proveerá para nuestras necesidades, es más fácil ser desprendido.
La dadivosidad no está limitada a lo monetario o a cosas materiales. Dios nos ha dotado a cada uno de ciertos dones, talentos y aptitudes, con los que podemos colaborar. Tal vez queramos emplearlos en servicio al prójimo. Cuando nos servimos de nuestros dones, aptitudes y dotes para Su gloria, lo honramos.
También, para cultivar la generosidad debemos aceptar que somos administradores de nuestras posesiones materiales y que estamos llamados a ser buenos custodios de lo que se nos ha encomendado. Sabemos que debemos hacer lo que podamos para ayudar a los necesitados1, ser compasivos2, dar ofrendas al Señor3, vivir según nuestros medios y posibilidades4, contentarnos con lo que tenemos5, adquirir sabiduría6 y andar en oración7. Debemos confiar en que Dios proveerá para nuestras necesidades y agradecerle, tanto si tenemos de sobra8 como si padecemos escasez9.
Ser agradecidos con el Señor demuestra que reconocemos Su bondad y fidelidad para proveer lo que necesitamos y velar por nosotros. Le expresa que reconocemos nuestra total dependencia de Él y que todo lo que tenemos proviene de Su mano.
Claro que cultivar la gratitud, como cualquier otro rasgo de personalidad vinculado a Dios, requiere esfuerzo; pero tomamos mucha mayor conciencia de las abundantes bendiciones de Dios en nuestra vida reconociéndolas y agradeciéndole por ellas; «dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo»10.
Notas a pie de página:
1 Deuteronomio 15:11; Efesios 4:28; Hebreos 13:16; Mateo 5:42; Proverbios 3:27; Romanos 12:13.
2 Mateo 9:36; Colosenses 3:12.
3 Proverbios 3:9; Deuteronomio 14:22; 2 Crónicas 31:6.
4 Proverbios 22:7, 26-27.
5 Hebreos 13:5; 1 Timoteo 6:6.
6 Proverbios 2:1–15; Salmo 111:10.
7 1 Tesalonicenses 5:17; Salmo 105:4.
8 Filipenses 4:12.
9 escasez: privación de las cosas necesarias para vivir.
10 Efesios 5:20.
Este artículo es un extracto de «Más como Jesús: Gratitud». Rincón de los directores. 31 de enero de 2017.
Texto: Peter Amsterdam. Ilustración y diseño: Jeremy.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2019.