Conforme miras hacia adelante, te harás un montón de preguntas sobre tu vida: qué quieres ser y hacer, y qué visión tienes para tu futuro. Son preguntas importantes e innatas que te ayudarán a desarrollar un plan para tu vida. A su vez, dichas ideas y esperanzas para el futuro te pueden provocar cierta inquietud y preocupación, y tal vez también haya influencias de otras personas sobre lo que piensan que deberías ser o hacer. Sin embargo, es importante no dedicar tanto tiempo a imaginar qué tipo de persona deberías ser que te olvides de lo más importante: ser la persona que Dios quiere que seas. Y, ¿cuál es esa?
Dios no tiene unas exigencias pomposas de lo que espera que seas; en realidad, lo que Dios espera es muy sencillo: «Que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios»1. Quizás pienses que necesitas cambiar tu carácter o estilo de vida para convertirte en quien debes ser, pero las metas fundamentales son muy sencillas: bondad, humildad y confianza.
«Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió» (1 Juan 2:6; NTV).
Sé feliz hoy, en este momento, y con tus metas actuales. Alégrate con lo que tienes y con quien eres. Pon todo tu corazón en las cosas que haces y esfuérzate por la excelencia. Refleja el amor de Dios sobre otras personas estando atento para ver lo que puedes hacer por los demás. Si puedes concentrarte en estas cosas, irás camino del éxito en tu vida.
Así pues, hoy: alégrate, sé diligente, sé agradecido, sé amable y sé humilde. Eso establecerá el fundamento correcto para lo que el futuro te depara.
«Todas vuestras cosas sean hechas con amor» (1 Corintios 16:14 RV).
1 Miqueas 6:8 (NTV)
Texto: Andrea Gianni. Ilustración: Mawiee. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.