También conocida como: La Virgen María, madre de Dios
Hecho sorprendente: A veces Dios hace cosas que desde luego no son las que la mayoría de la gente aprobaría. En vez de presentar a Su Hijo, el rey de todo el universo, en una carroza de oro con luces y fuegos artificiales, Dios prefirió a una mujer común para que fuera la madre del Salvador, y escogió un establo como lugar de nacimiento.
Rasgo fenomenal: Cuando el ángel Gabriel le dijo que daría a luz al Hijo de Dios, María aceptó la voluntad de Dios, diciendo: «Yo soy la sierva del Señor. ¡Cúmplase en mí lo que has dicho!»1, demostrando fe y confianza en el poder de Dios y en el plan para su vida, aun cuando parecía algo tan absurdo.
¿Sabías qué? Cuando estaba embarazada de Jesús, María alabó y magnificó a Dios con un hermoso himno ahora conocido como el Magnificat, diciendo: «Derrocó del trono a los poderosos y puso en alto a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los dejó con las manos vacías.» Ver Lucas 1:46–55 para leer la versión completa.
Tú también puedes: Debes creer que a Dios le gusta valerse de la persona humilde y de baja condición para demostrar Su grandeza.
Notas a pie de página:
1 Lucas 1:38, RVC
Texto: R. A. Watterson. Ilustración: Y. M. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022