Rincón de las maravillas
Crecer fuertes n°5: Dios con nosotros
viernes, diciembre 12, 2014
«Y he aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (Mateo 1:23).

Supongamos que yo comenzase a hablar sobre alguna virtud o verdad abstracta, tal como el heroísmo, pero si no empleo ninguna ilustración, ni analogías ni anécdotas, ¿qué efecto produciría yo?

Muy poco o apenas una sensación incómoda y desagradable.

Pero en lugar de tratar con el heroísmo como algo abstracto, deja que lo incluya en una parábola, en un cuento o que te narre la historia de algún personaje valiente como David Livingstone o Juana de Arco. De repente, la indiferencia se convierte en interés y atención.

Pero vayamos más lejos, en lugar de encarnar la virtud en el relato de algún intrépido personaje, dejemos que la verdad renazca en una persona. Déjame presentar su personalidad heroica en su vida heroica. ¿Cuál sería el resultado? La sensación inútil o sin sentido que acompañaba al concepto vago se convertiría en una admiración apasionada que maduraría en amor. Cuanto más íntima y auténtica sea nuestra relación con la persona que amamos, más hermosa será nuestra devoción.

Veamos ahora cómo se aplica esto a la revelación de Dios y a nuestra relación con Él. ¿Cómo era Su nombre? «Yo soy el que soy».

«Yo soy el que soy» es una revelación que despierta asombro y temor. No hay nada que coger, nada en que apoyarse.

En lugar de que Dios permanezca como algo distante e impreciso para Su pueblo, Dios se revela a Sí mismo en experiencias que crean nombres más definitivos y claros, y estos nombres se encuentran en canciones e historias. Comenzó a conocérsele como Refugio, Roca, Torre, Escudo. Se le reconoció como el Pastor de los hombres por cómo pastoreaba a Su pueblo al tratar con ellos.

Y a medida que los colores de la personalidad divina aparecían, las influencias creadas en el corazón del hombre se volvieron más ricas y eficaces.

Finalmente, el Señor removió el último vestigio abstracto. Ya no permanecería plasmado más en hermosos nombres y renombrado en canciones y relatos. Se encarnó en alguien vivo.

Imagínate lo que significó esta revelación en la persona de Jesús para los judíos que se convirtieron en Sus discípulos. La esencia de su fe estaba en esas leyes que llamamos los Diez Mandamientos. Pero vino Cristo, y lo primero que hizo fue deshacerse de ese millón de envoltorios. Dejó a un lado las tradiciones y le dijo a las gentes: «El que cree en Mí, no cree en Mí, sino en el que me envió»1.

Jesucristo sacó a Dios de una imagen vaga e impersonal, de norma y tradiciones muertas, y presentó la imagen de la eterna gloria de Su persona. Dios dejó de ser una ley gravosa, para convertirse en una personalidad espléndida, cercana y amorosa.


1 Juan 12:44.

Adaptación de los escritos de J.H. Jowett. Ilustraciones: Jeremy. Diseño: Stefan Merour.
Publicado en Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2014
Descargas
Etiquetas: relación con el señor, dios, crecer fuertes