- El amor, la unidad y la fraternidad son la clave.
- Solicita la ayuda celestial para valorar la camaradería y llenarte hasta rebosar del amor de Jesús. Si se lo pides, Jesús te ayudará a ver a los demás como Él los ve, y a amarlos con Su amor. Pídele que te llene de Su amor y serás más amoroso con otros.
- Sé lento para hablar (Santiago 1:19b). Aguarda un momento antes de responder. No te precipites a hablar o actuar. Piensa bien antes de hacerlo. Así le das ocasión a Jesús de intervenir, cuando estés a punto de decir o hacer algo que no tendrá buenos resultados.
- Alaba. Por lo general cuando alguien te irrita, resulta muy difícil pensar bien de él o ella. Esfuérzate por agradecerle a Jesús alguna cualidad que tenga esa persona. Luego pide Su ayuda. Él ama a esa persona tanto como te ama a ti y puede indicarte una de las cualidades o características que ama de ella, y así podrás darle gracias por la misma.
- Comunícate. Habla con uno de tus padres, un profesor u otra persona mayor. Es mucho mejor explicar tus sentimientos a alguien que pueda entenderte y orar por ti, que ventilar tus frustraciones a la persona con la que te encuentras irritado.
- Recuerda que tú tampoco eres perfecto. Muchas de las cosas que haces están mal o molestan a otras personas. Piensa en algunas de tus metidas de pata, errores y fallos. Ello te ayudará a ser más humilde y a no resaltar los problemas de alguien más.
- Ora. Cuéntale el problema a Jesús y pídele que te ayude a llevarte bien con esa persona. Las oraciones hechas con fe y humildad son muy poderosas. Cuando oras, Jesús hace milagros para revertir la situación y rectificar el problema. Si no estás seguro sobre qué orar, pregúntale a Jesús y Él te responderá.
- No pierdas la ternura. «La blanda respuesta aparta la ira» (Proverbios 15:1). Lo mismo podría decirse de una respuesta amable. Aunque sientas ganas de hacer un comentario hiriente, contén el impulso y procura responder de forma amable. Si estás enojado, evita actuar basándote en tus sentimientos. Pídele a Jesús que te ayude a responder con tranquilidad y paciencia. Incluso retirarte amablemente, sin decir ni hacer nada, es mejor que hacer algo hiriente.
- Ama. Recuerda, la ley más grande es el amor. Cuando eres paciente con quienes te irritan o molestan, pones en práctica la ley del amor. Si procuras amar a otros con el amor de Jesús, incluso a quienes te irritan o son poco amables y te molestan, aprendes a aplicar y vivir Su regla dorada de amor. (Ver Lucas 10:27)
Esfuérzate por amar a los demás, sin importar quienes sean. No te desanimes si fallas en algunas ocasiones. Mientras sigas intentándolo y aprendiendo, harás feliz a Jesús. Él no espera que seas perfecto. Sólo quiere que no dejes de intentarlo.
Tampoco creas que debes cumplir con todos estos pasos cada vez. Haz lo que puedas en el momento, y lograrás grandes avances en permitir que el amor brille a través de ti. Pronto aprenderás a llevarte bien con los demás, aún en las circunstancias más difíciles.
Medita en esto:
Cuando me sienta molesto o irritado con alguien, no dejaré que mis emociones dicten mi comportamiento. Me detendré un momento para orar y procurar reaccionar con amor.