Cuando Jesús murió en la cruz, el velo del templo se rasgó en dos.
«Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.» (Mateo 27:50-51 NVI.)
El velo se encontraba entre el lugar Santo, que estaba reservado para los sacerdotes, y el lugar Santísimo, donde se encontraba el Arca de la Alianza. El velo era sumamente grueso, ¡de unos 10 centímetros de espesor! Por eso fue bastante milagroso que esa cortina tan gruesa —más gruesa que cualquier tela, alfombra o cortinaje que hayas visto— se rasgara repentinamente por la mitad.
Busca los versículos Marcos 15:38 y Lucas 23:44-45.
DISTRIBUCIÓN INTERIOR DEL TEMPLO DE JERUSALÉN
Dentro del Arca de la Alianza se encontraban algunas de las reliquias históricas más sagradas de la religión judía, como las tablas de piedra sobre las cuales Moisés recibió la ley (Éxodo 34:28). El arca también contenía la vara de Aarón que había reverdecido (Números 17:1-10). Había asimismo un plato de maná, que tenía por objeto recordarles cómo los había alimentado Dios en el desierto (Éxodo 16:14-27, 33; Hebreo 9:4).
Luego había dos querubines, uno en cada extremo de la caja, lo cuales miraban hacia adentro, con las alas extendidas también hacia adentro, de manera que las puntas de sus alas se tocaban con las del otro (Éxodo 37:7-9; Hebreos 9:5). Lo más importante de la caja era una luz intensa que brillaba suspendida entre los dos ángeles. Se llamaba la gloria de Shekinah, una luz muy brillante que representaba al Espíritu de Dios.
EL ARCA DE LA ALIANZA
Descripciones:
Una vez al año el sumo sacerdote ingresaba al lugar donde se encontraba el Arca. Lo hacía en un día muy sagrado para los judíos, Yom Kippur, el día de la expiación1. Era el día en que el sumo sacerdote tomaba simbólicamente sobre sí mismo los pecados del pueblo. Ello se ilustraba con la ceremonia y la sangre del sacrificio. El sumo sacerdote se rociaba con la sangre y pasaba al otro lado de esa enorme cortina para presentar frente al arca ante Dios la sangre del sacrificio para la remisión2 de los pecados.
SUMO SACERDOTE
Descripciones:
La muerte de Jesús sobre la cruz marcó el cumplimento de la ley [los Diez Mandamientos y demás leyes que gobernaban al pueblo judío, los cuales se encuentran en los libros de la ley de la Biblia, del Génesis a Deuteronomio]. ¡Dios reemplazó esas antiguas ilustraciones con el obsequio que le dio al mundo mediante la muerte y resurrección de Jesús! Busca Mateo 5:17.
La próxima vez que se menciona el Arca en la Biblia, se encuentra en el cielo, junto con la Gloria de Shekinah, que simboliza al Espíritu de Dios.
«Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto, y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada» (Apocalipsis 11:19 NVI).
Jesús vivió la experiencia de morir como un pecador. Lo hizo por ti y por mí. Gracias a Dios nunca tendremos que pasar por tal experiencia, que no fue solo la crucifixión, no fue solo la agonía corporal, sino también la agonía de mente, corazón y espíritu, ¡de sentir que Dios lo había abandonado! Dijo: «Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?")». (Mateo 27:46.)
El hecho de comprender esto nos debería ayudar a todos a apreciar todavía más lo que hizo Jesús por nosotros.
¿Había abandonado Dios a Jesús? Sí, lo hizo por unos instantes.
Lo hizo para que Jesús padeciera la muerte de un pecador que muere sin Dios.
Dios tuvo que darle la espalda a Su propio Hijo por unos momentos para que Jesús muriera la muerte del pecador a fin de expiar nuestros pecados.
Sufrió el castigo por nosotros. No solo experimentó la crucifixión y la agonía sobre la cruz, sino también el quebrantamiento de corazón.
Jesús sufrió la agonía espiritual del pecador moribundo que estaría perdido sin la salvación de Dios. Lo hizo porque estaba muriendo por nuestros pecados. Llevó sobre sí los pecados del mundo. Lo hizo motivado por el amor que nos tiene a cada uno, ¡para que quienes lo acepten no tengan que pasar por la muerte solitaria del pecador!
Jesús fue crucificado en vísperas de la Pascua, el momento en que se sacrificaba el cordero de la Pascua. La Pascua es una fiesta judía en la que se celebra la huida del pueblo judío de la esclavitud en Egipto (Éxodo 12:11-12).
Mientras Jesús era crucificado, en la víspera de aquel día de reposo sagrado, por toda la tierra de Israel los judíos seleccionaban y sacrificaban su cordero de la Pascua. Lo que habían estado representando durante miles de años con la cena de la Pascua, era en realidad la muerte de Jesús, la muerte del cordero de Dios (Juan 1:29). Jesús, el cordero de Dios, murió al mismo tiempo que eran sacrificados los corderos de la Pascua. ¿Qué te parece?
La Biblia contiene algunos relatos que podrían resultar tétricos. ¿Sabías que muchos muertos resucitaron y visitaron a personas a lo largo y ancho de Jerusalén justo después de la resurrección de Jesús?
«Se abrieron los sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron. Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos» (Mateo 27:52-53 NVI).
Jesús no fue el único que resucitó de los muertos durante la Pascua. La Biblia dice que los cuerpos de los santos que dormían resucitaron, y salieron de los sepulcros después de la resurrección de Jesús. Por ende, como dijo Pablo, Jesús fue las primicias, pues fue el primero en resucitar y volver de los muertos (1 Corintios 15:20-23).
Los cuerpos en efecto salieron de las tumbas después de Su resurrección. Algunos de los resucitados se dirigieron a Jerusalén y se aparecieron a muchos para tratar de alentar su fe.
Algunos de los dirigentes judíos querían asegurarse de que los discípulos de Jesús no robaran el cuerpo para afirmar que había resucitado. Así que colocaron una piedra sobre la entrada al sepulcro y le pusieron el sello del gobernador. También colocaron una guardia romana para que protegiera el lugar (Mateo 27:62-66).
Dios permitió que pusieran la piedra, el sello y la guardia romana ¡porque ello demostraría sin sombra de duda que Jesús en efecto resucitó de los muertos! De lo contrario, la gente podría haber dicho que los discípulos corrieron la piedra y robaron el cuerpo.
Lee en Mateo 28:11-15 lo que trataron de hacer los enemigos de Jesús para encubrir Su resurrección después de no haber podido evitarla.
1 Expiación: Reparación de una culpa mediante el sacrificio o la penitencia.
2 Remisión: Perdón o liberación de una pena o de una obligación.
Basado en artículos de Conéctate, año 7, número 4, y año 10, número 4, utilizados con permiso. Ilustraciones: Zeb. Diseño: Christia Copeland.Publicado en Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2011