Los gurjas son un pueblo originario del medio oeste y oriente de Nepal. Formaron unidades militares en los ejércitos de Nepal, India y Gran Bretaña y se los conocía por ser sumamente valientes. Un gran ejemplo de su valentía es el que cuenta Tim Bowden en su libro One Crowded Hour1.
Durante el conflicto de Borneo de 1964 entre Malasia e Indonesia, un regimiento de los gurjas del ejército británico luchaba contra Indonesia. Se les preguntó si se arrojarían de los transportes aéreos encima del campo de batalla si esa fuera la mejor estrategia.
Podían negarse, porque ninguno de ellos había recibido entrenamiento como paracaidistas, pero por regla general los gurjas no decían que no a nada que se les pedía. Pero esta vez dijeron que tenían que hablar sobre el tema.
Al día siguiente volvieron a hablar con los oficiales británicos, les dijeron que lo habían conversado y que estaban dispuestos a hacerlo con ciertas condiciones. Los gurjas pidieron primero que los arrojaran en terrenos pantanosos o relativamente suaves, ya que no tenían experiencia en caídas libres. También pidieron: «De ser posible, nos gustaría que el avión volara a la menor velocidad posible y a no más de 30 metros del suelo». El oficial británico les respondió que siempre vuelan lento cuando arrojan tropas, pero que 30 metros era muy poca altura y que no da tiempo a que se abran los paracaídas.
—En ese caso, nos pueden arrojar donde quieran —respondieron los gurjas—, no nos habían dicho nada de los paracaídas.
Eso es valentía.
El primer relato bíblico que me viene a la mente cuando pienso en valentía y valor es el de los tres grandes amigos de Daniel. Sadrac, Mesac y Abednego no sabían que Dios los salvaría cuando no quisieron adorar al ídolo de Nabucodonosor. Dijeron con valentía que aunque Dios no los rescatara, aun así no se postrarían a sus pies. Cuando vieron que Dios los rescató del fuego ardiente sin siquiera oler a humo, Nabucodonosor exclamó: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió a Su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo.»2 Después de eso, el rey declaró ilegal decir nada en contra de su Dios, y como si esto fuera poco los promovió a todos.
¿Te imaginas si hubieran decidido que era mejor postrarse solo esa vez? Hubieran perdido la oportunidad de dar testimonio de su fe a todo el reino, además de perder la oportunidad de darnos un ejemplo de valentía y de fe a todos los que leemos la Biblia.
Puede que no nos sintamos muy valientes, y puede ser muy difícil defender nuestras creencias cuando hace falta, pero con el Señor apoyándonos, podremos ser valientes. El rey David sabía mucho de esto cuando dijo: «El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?»3
Seguir los pasos de Jesús incluye ser tolerantes y comprensivos, poner la otra mejilla y perdonar a los que nos hacen daño. Todo eso es importante y buena parte de lo que significa ser cristiano. Jesús también sabía cuándo tenía que expresarse en contra de la maldad. Dijo muchas cosas aun sabiendo que a muchos no les gustaría escucharlo, porque era la verdad y punto. No dijo lo que dijo para ganar popularidad o para seguir las tendencias del momento. Defendió lo que consideró que era justo y verdadero.
Jesús les habló a todos los que querían escuchar lo que Él tenía que decir y les enseñó a Sus discípulos a hacer lo mismo. Les enseñó a ser prudentes y dar ejemplo de su fe mediante su bondad y sus actos. Al mismo tiempo, cuando hacía falta, sabían que tenían que estar firmes en la fe, una fe que solía inspirar a los demás a causa de la fuerza interior y el valor que demostraban.
Si alguna vez tienes que hablar en contra de algo incorrecto o dar la cara por tu fe, recuerda las alentadoras palabras de Pablo: «Manténgase alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes»6. ¡Y recuerda clamar a Jesús, y Él te dará el valor necesario!
Notas a pie de página:
1 Tim Bowden, One Crowded Hour (Harper Collins, 1995)
2 Daniel 3:28 (NTV)
3 Salmo 27:1 (RV)
4 Juan 8:44 (NTV)
5 Juan 13:35 (RV)
6 1 Corintios 16:13 (NVI)
Texto: Tina Kapp, adaptación. Publicado por primera vez en Solo1cosa. Ilustración y diseño: Jeremy.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2018.