La Biblia dice:
«Pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano del Señor lo hizo? En Su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano.» (Job 12: 7-10.)
Piensa:
¿Alguna vez te has tumbado al aire libre y te has puesto a mirar las nubes? ¿O quizás te sentaste bajo un árbol y escuchaste el murmullo de sus hojas y cómo el viento te acariciaba el rostro y el cabello? O tal vez observaste los insectos en su continuo ajetreo y notaste cuán asombroso es que sepan exactamente lo que tienen que hacer. Cuando dedicas tiempo a pasear y observar el maravilloso mundo de Dios, es difícil no apreciar al Señor por toda la belleza que nos ha dado para disfrutar.
Estos versículos también nos dicen que podemos aprender de la creación de Dios. La próxima vez que te encuentres en medio de la naturaleza, o estés observando una flor, un árbol o un animal (o lo que sea), detente y mira si se te ocurre algo que podrías comparar o aplicar a la vida cotidiana. Pídele al Señor que te hable al corazón por medio de Su creación, y pasa tiempo dándole gracias por este mundo tan maravilloso con que Él nos ha bendecido.
Texto: Jackie Owens. Ilustración: Zeb y Evye. Color y diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2018