A Tomás y Sara les costaba llevarse bien. Siempre tenían sus desacuerdos. Lo curioso era que eran buenos amigos de todos los demás, y hasta tenían unos mismos amigos. Sin embargo, por alguna razón, con frecuencia encontraban algo por lo que discutir. Y cuando los pusieron como equipo en un juego durante una fiesta, las cosas no empezaron bien.
—¡Tomás! —exclamó Sara contrariada—.Trato de ir para un lado, pero tú vas para el otro y nos caemos.
—¿Y yo qué? —repuso Tomás.
Tanto él como ella tenían una pierna en la pernera de un pantalón grande. Cada vez que uno intentaba ir en una dirección, el otro se empeñaba en ir en la contraria. Desde que se habían puesto el pantalón así no habían conseguido llegar a ninguna parte. Terminaban cayéndose revueltos y gritándose.
—¡Me hiciste tropezar! —exclamó Sara.
—¡Esto no resulta, qué desastre! —exclamó Tomás.
—Bueno, no es culpa mía —replicó Sara.
En ese momento pasaron por allí sus amigos Mario y Carmen, que también estaban haciendo una caminata en tres patas. Pero al contrario que ellos, caminaban bien sincronizados.
—¿Cómo lo harán? —preguntó Sara—. Nosotros no dejamos de caernos.
Tomás los llamó y les preguntó:
—¿Cómo lo hacen? ¡Cada vez que nosotros lo intentamos nos caemos revueltos!
—Es bastante sencillo —respondió Mario—. Nos seguimos el uno al otro. Cuando ella tuerce, yo la sigo, y cuando yo cambio de dirección, ella me sigue.
—Sara, creo que ya sé cuál es el problema —dijo Tomás—. Parece que siempre nos estamos cayendo porque cada uno quiere ir por su lado.
—Entonces, ¿solo tengo que ir adonde tú quieras? —preguntó Sara poniéndose de pie.
—Bueno, en este momento estamos atascados —dijo Tomás—. Hay que encontrar una solución. Podemos decidir juntos hacia dónde ir, y luego nos turnamos para dar los pasos y para seguir al otro cuando nos toca. Si yo te sigo y tú me sigues, lograremos llegar a destino.
—S-supongo que podemos intentarlo...
Tomás le pasó el brazo por encima del hombro a Sara, y ella se asió de su cintura. Al principio tropezaron algunas veces, pero poco a poco le fueron agarrando el truco. Al poco rato caminaban felices juntos del brazo hacia su destino común.
¿Hay alguien con quien no te lleves bien? Procura ser considerado y tener en cuenta sus necesidades y preferencias. Puede ser el secreto para cultivar una nueva amistad.
Texto: Devon T. Sommers. Ilustración: Alvi. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022