Basado en 1 Corintios 11:23-26.
Temprano en la tarde, la misma noche en que Jesús fue traicionado por Judas, Él quiso cenar por última vez con Sus discípulos, Sus mejores amigos.
Jesús tomó el pan y dio gracias a Su Padre por proveerlo. Luego lo partió y lo pasó a Sus discípulos.
En otra ocasión anterior, Jesús les enseñó: «Mi Padre os da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Yo soy el pan de vida.» (Paráfrasis de Juan 6:32-35.)
El pan representa el alimento que precisa nuestro cuerpo físico para estar fuerte y saludable. Jesús (Su vida, muerte y enseñanzas) es el pan de Dios que alimenta nuestro espíritu, nuestra mente y corazón.
Cuando Jesús partió el pan mostró cómo iba a sufrir por amor a nosotros.
A continuación Jesús tomó una copa de vino y bebió.
Cuando comemos el pan y bebemos el vino (o jugo) con otras personas, recordamos el amor y el sacrificio que Jesús hizo por nosotros muriendo en la cruz. Solemos referirnos a esta ceremonia como celebrar la Cena del Señor, la Comunión o la Eucaristía.
Debería ser un momento precioso para recordar y honrar a Jesús por todo lo que sacrificó por nosotros.
Autor: Evan Kallen. Ilustraciones: Esther Martin. Diseño: Stefan Merour.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2016