Moisés, el hijo de Jocabed, se crió en el palacio del rey de Egipto. Aunque llegó a ser príncipe de Egipto seguía amando a sus hermanos de Israel a quienes el rey había esclavizado. Moisés quería liberarlos y Dios también para que pudieran irse a vivir a la tierra que había prometido a Abraham.

De modo, que Dios dijo a Moisés que fuera valiente y exigiera al rey que dejara ir a Su pueblo. Como el rey se negaba a dejar ir a los hebreos, Dios hizo que él y los egipcios pasasen toda clase de calamidades para hacerlo cambiar de parecer. Por fin, cuando el rey dio al pueblo de Israel permiso para partir, Moisés los condujo a todos, y eran millones, fuera de Egipto. El rey se imaginó que los hebreos tendrían que detenerse frente al mar Rojo y que los ejércitos egipcios podrían entonces obligarlos a volver a Egipto para que le sirvieran otra vez como esclavos. Pues se equivocó. Moisés y su pueblo no se detuvieron en el mar Rojo. ¿Sabes cómo lo atravesaron?