Tras la desaparición del imperio babilónico surgió una nueva potencia: el imperio medo-persa. Durante el reinado del rey Asuero, en Susa, la capital del imperio, vivía un hombre judío que se llamaba Mordecai. Su familia se había mudado a Susa cuando Jerusalén fue destruida por los babilonios. Mordecai vivía con la hija de su tío que se llamaba Ester y la había adoptado tras la muerte de sus padres.
En esa época, muchos judíos habían regresado a Jerusalén, pero Mordecai y otros escogieron quedarse en Persia. Sin embargo, para los judíos que habitaban en Persia las cosas estaban muy mal, pues Amán, el primer ministro del rey, planeaba destruirlos.
Pero Dios tenía un plan. Iba a salvar a Su pueblo, pero no mediante un ejército poderoso, sino por medio del amor y del valor de una joven judía que arriesgó su propia vida para salvar a su pueblo y derrotar los planes malvados de Amán.
En el libro de Ester encontrarás el emocionante relato de esta huérfana judía que se convirtió en reina persa.
Texto: Didier Martin. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Stefan Merour.© Didier Martin, 2014. Utilizado con permiso.