(Lucas 24:12–35)
Este suceso ocurrió después de la muerte y resurrección de Jesús, antes de que Sus discípulos se enteraran de que Jesús había resucitado. Dos de Sus seguidores viajaban desde Jerusalén hacia Emaús, tristes y cansados.
Mientras conversaban, otro hombre se les unió: ¿Por qué están tan tristes?, preguntó. Cleofas respondió: ¿Eres forastero? ¿Acaso no te has enterado de todo lo que ha ocurrido en Jerusalén? Entonces le contaron todo sobre Jesús, cómo había muerto, y que algunas mujeres habían visto un ángel que les dijo que Jesús estaba vivo.
Entonces el extraño empezó a citar profecías de las Escrituras relacionadas con Jesús. Cuando llegaron a Emaús, le dijeron al forastero: Por favor, quédate en nuestra casa; es tarde. Cuando empezaron a cenar, el extraño tomó el pan, lo bendijo y lo partió, y luego le dio un trozo a cada uno de los comensales.
En ese instante se dieron cuenta: reconocieron que ese forastero era Jesús. De pronto, Él desapareció. Ambos hombres se pusieron tan contentos que salieron corriendo de vuelta a Jerusalén para contarles a los discípulos que verdaderamente Jesús estaba vivo.
Todos los versículos están parafraseados de la versión Reina Valera. Ilustración y diseño: Didier Martin.© Didier Martin, 2017. Utilizado con permiso.