Rincón de las maravillas
La venida a casa de Jimmy en Navidad
miércoles, diciembre 12, 2012

Narración: Era una fría noche de vísperas de Navidad de 1953. La gente iba de aquí para allá haciendo compras de último momento. En la parte más rica de la ciudad, las casas lucían encendidas con juegos de luces.

Narración: Sin embargo, una casa no tenía luces ni decoraciones, como si sus ocupantes se hubieran olvidado por completo de la Navidad.

Gregorio: Vamos, Kathy, anímate. Ni todas nuestras lágrimas podrían hacer que regrese Jimmy. Es Navidad, una época para estar contentos y agradecidos.

Kathy: Lo sé, cariño. Pero me resulta muy difícil estar contenta al recordar continuamente la última Nochebuena.

Kathy: Nunca olvidaré la última vez que lo vi. Había visto a Jimmy por la ventana haciendo un muñeco de nieve y jugando con su cachorro en el jardín delantero. ¡Ay, Gregorio, nunca debí dejarlo solo ahí afuera!

Kathy: ¡Jimmy! ¡Jimmy!

Kathy: Le dije tantas veces que nunca corriera hacia la calle, pero corrió detrás del cachorro y sucedió. Aquel auto no pudo detenerse a tiempo en la pista cubierta de hielo… ¡y ahora Jimmy ya no está!

Gregorio: No podemos seguir castigándonos de esta manera.

Kathy: Ni siquiera pudo disfrutar el día de Navidad con nosotros.

Gregorio: Jimmy se fue con Jesús para Navidad. ¿Qué mejor Navidad podría tener nadie? Y estoy seguro de que este año nuevamente está pasando una Navidad maravillosa. Lo único que lo podría entristecer es vernos a nosotros tan tristes. Vamos, cariño, mostrémosle a Jimmy que estamos tratando de estar contentos.

Kathy: ¡Ay, Gregorio, es muy difícil fingir estar feliz cuando no lo estoy!

Gregorio: ¿Por qué no cantamos juntos algunos villancicos?

Kathy: Está bien. Lo intentaré. ¿Qué quieres que toque?

Gregorio: ¿Qué tal, «Oh, aldehuela de Belén»?

Kathy: (Sollozos).

Kathy: No puedo tocar esta noche…

Gregorio: Salgamos. Tal vez nos hace falta salir de casa un rato.

Kathy: El coro de la iglesia de la esquina va a cantar villancicos esta noche. Nos invitaron pero…

Gregorio: Bueno, vayamos. Vámonos.

Kathy: Tenías razón. Es agradable salir a tomar un poco de aire fresco.

Narración: En otra parte de la ciudad, donde las casas no eran hermosas ni estaban brillantemente iluminadas, había una casucha vacía. Dos semanas antes había sido el hogar de un niño pequeño y su madre. Ese niñito caminaba rumbo a esa morada vacía. Con frío, sucio y harapiento, tiritaba dentro de su desgastado abrigo. Sandy, su pequeño chucho de color café, trotaba a su lado. Esta Navidad el niño estaba triste al recordar la última conversación que su madre tuvo con él dos semanas antes en el hospital.

Madre: Jimmy, ya te estás convirtiendo en un niño grande.

Jimmy: ¡Casi tengo ocho años!

Madre: El médico dijo que pronto partiré. Jesús me va a llevar a Su maravilloso hogar en el cielo y sé que Él te va a cuidar muy bien.

Jimmy: ¡Mami, por favor, no te vayas! ¡Sandy y yo te vamos a extrañar!

Madre: No voy a estar lejos y podrás hablar conmigo en tus oraciones. Estoy segura de que Jesús nos va a ayudar. Le he pedido que encuentre unos buenos padres para ti.

Madre: Aquí tienes un poco de dinero que ahorré. Te va a durar hasta que Jesús envíe a alguien para que cuide de ti. No olvides de hacer siempre tus oraciones.

Jimmy: Sí, mami, lo haré.

Jimmy: Sandy, hemos caminado un montón. Sentémonos a descansar en este borde, ¿quieres? Estoy cansado. ¡Brrr! ¡Hace frío! Lo siento, Sandy, pero no conozco un sitio calentito adonde podamos ir. Supongo que Jesús no encontró a nadie que nos quisiera. A lo mejor podemos ir a pasar la noche al establo de Murfy. Al menos ahí se está calentito con las vacas. Ya sabes, en Navidad Jesús pasó la noche en un establo.

Jimmy: Qué bonitas son las luces navideñas en estas casas grandes, ¿no Sandy? Me pregunto por qué esa casa de allá no tiene luces. Tal vez nadie vive ahí.

Jimmy: Vayamos a ver.

Jimmy: Parece que alguien vive aquí. Quizás esté enfermo o tal vez no le guste la Navidad.

Jimmy: Qué sala tan grande, tiene hasta una chimenea. ¡Tengo mucho frío!

Efecto de sonido: Juiuuu (silbido del viento)

Jimmy: ¡Mira! El viento abrió la puerta. Parece que no estaba bien cerrada. ¡Sandy, no! ¡No entres! ¡Uy, no!

Jimmy: ¡Hola! ¡Hola! ¿Hay alguien en casa?

Jimmy: Qué raro, parece que no hay nadie. Sandy, ¿dónde estás?

Jimmy: ¡Ah, ahí estás al lado de la chimenea! Está calentito. Y esta alfombra es muy gruesa y cómoda. A lo mejor está bien que nos quedemos el tiempo suficiente para calentarnos. Cómo me gustaría vivir aquí. Sería maravilloso, ¿no Sandy?

Kathy: Qué bellas las canciones del coro. Gracias por animarme a salir. Esas hermosas canciones sobre Jesús me ayudaron a recordar el amor que nos tiene Jesús. Pero todavía extraño a nuestro hijito y desearía que estuviera con nosotros esta noche.

Gregorio: El tiempo todo lo cura. Confiemos en el Señor en que todas las cosas redundan en bien de Sus hijos1.

Kathy: Tal vez deberíamos poner las luces navideñas. Se ve triste sin ellas.

Gregorio: Qué raro. La puerta de la casa está parcialmente abierta. Estoy seguro de que la cerré y eché llave cuando salimos.

Kathy: ¡Te cuidado, podría haber un ladrón!

Gregorio: Pues sí, alguien ha entrado. Mira, en la alfombra hay una parte mojada delante de la chimenea.

Kathy: Se parece a cuando Jimmy solía llegar de jugar en la nieve y se calentaba delante de la chimenea. La nieve de sus zapatos se derretía y mojaba la alfombra.

Gregorio: Revisemos el resto de la casa. Qué extraño.

Kathy: ¡Cariño, mira! ¡Hay luz en la habitación de Jimmy!

Gregorio: Hoy estuviste ahí. Tal vez la dejaste prendida.

Gregorio: Mira, los juguetes de Jimmy están en el suelo.

Gregorio: ¡Hay alguien en la cama de Jimmy!

Gregorio: Vaya, es un niño y está profundamente dormido, y también su gracioso perrito.

Kathy: Ay, cariño, míralo, ¿no es un encanto?

Gregorio: Pobrecito, se le ve tan andrajoso. Me pregunto quién será y cómo habrá llegado aquí.

Kathy: Oh, cariño, tal vez nos lo envió Dios. ¡A lo mejor Dios nos envió a este pequeño para que lo amemos!

Gregorio: Mi amor, estoy seguro de que este pequeño debe ser de alguien. Tenemos que encontrar a su familia.

Kathy: Me recuerda mucho a nuestro querido Jimmy. Jimmy… Jimmy, cariño, despierta.

Jimmy: Sí, madre. ¿Qué pasa?

Jimmy: ¡Uy, lo siento! ¡Discúlpeme! Por favor, no se enoje. ¡Sandy, baja tus patas sucias de la cama!

Etiqueta: JIMMY

Kathy: Está bien, cariño. ¿De verdad te llamas Jimmy?

Jimmy: Sí, señora. Sandy y yo teníamos mucho frío. Solo queríamos abrigarnos. La puerta de la casa se abrió de golpe y Sandy entró corriendo y yo corrí tras él.

Kathy: No te preocupes, Jimmy, está bien.

Jimmy: Cuando vimos que no había nadie en la casa y todos esos juguetes en el cuarto, tenía que entrar. Y luego vi la cama. ¡Nunca había dormido en una cama como ésta! Yo duermo en el suelo. Y cuando vi mi nombre pintado en la cama, pensé que tal vez esta era la casa que Jesús nos había encontrado para Sandy y para mí. Lamento haber entrado sin su permiso. Ya nos vamos.

Kathy: Jimmy, ¿adónde van a ir tú y Sandy?

Jimmy: Supongo que esta noche iremos a dormir en el establo de Murfy.

Gregorio: Pero, Jimmy, ¿dónde están tus padres?

Jimmy: Mi papá murió hace mucho tiempo y mi mamá hace poco se fue con Jesús también. Ella me dijo que Jesús nos iba a encontrar una familia para Sandy y para mí, pero creo que Él no ha encontrado a nadie que nos quiera. Lamento haberlos molestado. Será mejor que nos vayamos.

Gregorio: Jimmy, no te vayas todavía. Nosotros teníamos un niño como de tu edad y él también se llamaba Jimmy. ¡Hace justamente un año se fue con Jesús!

Kathy: Tu mamá y nuestro pequeño Jimmy ahora están en el cielo, por eso nos hace falta un niño a quien podamos cuidar y querer y tú necesitas una mamá y un papá. ¿Te gustaría quedarte con nosotros?

Jimmy: ¿Sandy y yo? ¿Los dos? ¿Quiere decir que nos podemos quedar? ¿Y en serio ustedes van a ser mi mamá y mi papá y podemos vivir aquí con ustedes?

Kathy: Sí, Jimmy.

Jimmy: ¡Oh, gracias, Jesús! ¡Sí encontraste a alguien para nosotros tal como dijo mamá!

Gregorio: Y mañana vamos a poner las luces y vamos a conseguir un lindo árbol de Navidad. ¡Vamos a pasar una Navidad muy feliz!

Kathy: ¡Sí, celebremos la Navidad juntos en familia! Debes tener hambre. Bajemos y empecemos a conmemorar la Navidad ahora mismo.

Jimmy en el cielo: ¡Oh, Jesús, gracias por enviar a otro niño para que esté con mi mamá y mi papá!

La mamá de Jimmy: ¡Y gracias, Jesús, por encontrar un hogar tan bueno para mi Jimmy!

Canto: «Hubo un claro de medianoche…» ¡Feliz Navidad!


1 Romanos 8:28

Autor desconocido. Ilustraciones: Jac Sailor y Tamar. Diseño: Christia Copeland.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2012
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Etiquetas: navidad, fe