Cuando Jesús vivió en la tierra, aparte de enseñarle a la gente sobre Dios, también sanó a varias personas de distintas enfermedades.
En una ocasión, un hombre llamado Jairo, quien era un líder en la sinagoga, le pidió a Jesús que fuera a su casa y sanara a su hija de doce años, pues estaba muriendo. Jesús y algunos de Sus discípulos fueron a la casa de Jairo, pero antes de llegar a ésta, unos hombres vinieron para anunciarle a Jairo que su hija ya había muerto y que no había razón para que Jesús fuera a la casa. Jairo estaba devastado, pero Jesús le dijo: «No temas; cree solamente» (Marcos 5:36, RV1960).
Al llegar a la casa de Jairo, la gente lloraba. Jesús les preguntó: «¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta sino dormida» (Marcos 5:39, NVI). Algunas personas se rieron de Él, pero Jesús, junto a los padres de la niña y algunos de los discípulos, entraron al cuarto donde se encontraba la niña. Jesús le dijo a ella: «Niña, a ti te digo, ¡levántate!» (Marcos 5:41, NVI), y de inmediato se despertó y comenzó a caminar. ¡Todos estaban estupefactos y muy felices!
¿Necesitas tú curación? Jesús puede sanarte a ti, a tus amigos y a tus seres queridos que estén enfermos. Recuerda las palabras de Jesús: «No temas; cree solamente» (Marcos 5:36, RV1960).
Puedes leer el relato completo en Marcos 5:21-24, 35-43 y en Mateo 9:35.
Texto e ilustraciones: Didier Martin. Traducción: Adriana Vera y Antonia López.© Didier Martin, 2011. Utilizado con permiso.
Ver «La niña que revivió», que es una animación de este relato.