Una vez cuando Jesús y Sus discípulos caminaban por Galilea, pasaron por la región de Samaria y se detuvieron en una ciudad llamada Sicar. Mientras los discípulos se fueron al pueblo a comprar comida, Jesús se sentó al lado de un pozo para descansar. Al acercarse una mujer del lugar para sacar agua del pozo, Jesús le dijo cosas acerca de ella y de su vida que un extraño jamás habría podido saber.
Jesús le explicó que Dios es Espíritu y que cualquiera puede adorar a Dios dondequiera que esté.
Cuando le dijo a la mujer que Él era el tan ansiado Mesías, ella se emocionó tanto que corrió al pueblo para llamar a otras personas para que fueran a escuchar a Jesús, y muchos lo hicieron.
Puedes leer el relato completo en Juan 4:3-43.
Escrito e ilustrado por Didier Martin. Traducción: George Gubbins Vásquez y Antonia López.© Didier Martin, 2011. Publicado con permiso del autor.