Hace siglos de siglos vivió un hombre muy bueno llamado Job. Todos reconocían que Job era un hombre muy bueno, hasta el propio Job. Y no exageraban, era la mejor persona del mundo. Dios mismo lo dijo.
Conviene tratar ser bueno y no hacer cosas malas, claro, pero a Job se le olvidó algo muy importante. Se le metió la idea de que él solito podía ser bueno sin ayuda de nadie. Dios tuvo que enseñarle que hasta el mejor hombre del mundo necesita la ayuda de Dios para ser bueno.
¿Te has creído muy bueno en alguna ocasión,
y que a nadie ofendías jamás?
¿Te has creído muy buena, pues en tu opinión,
mejor eras que los demás?
Hubo un señor llamado Job
que se creyó de lo mejor.
Pero luego de un tiempo llegó a comprender,
que el único bueno era Dios.
[Que el único bueno era Dios.]
Cuando se vio en apuros y en un lío total,
y todo se echó a perder.
Cuando se vio en apuros y se puso muy mal,
Job ya no supo qué hacer.
A sus amigos se quejó:
“¿Por qué me ha hecho esto Dios?”
Aunque fácil no fue, tuvo que reconocer
que el único bueno era Dios.
Sin perder la confianza y con un poco de fe,
Job su pecado admitió.
Rezó por sí mismo y por otros también,
y enseguida el Señor lo curó.
También logró recuperar
lo que tenía y mucho más.
Y por encima de todo, Job sin duda aprendió
que el único bueno era Dios.
Por eso si es que te va bien,
nunca se te olvide que
del Cielo proviene todo lo mejor,
y el más bueno de todos es Dios.
¡Aaah, aaah! Ah…
¿Te has creído muy bueno en alguna ocasión?
[El más bueno de todos es Dios.]
¿Te has creído muy buena en alguna ocasión?
[El más bueno de todos es Dios.]
¿Te has creído muy bueno en alguna ocasión?
…¡El más bueno de todos es Dios!
Tomado del álbum Grandes aventuras 2. Música y letra: Cathy Gehr. Intérprete: Angelique Greene. Producción: Allan Pratt.© Aurora Production AG, 1996. Utilizado con permiso.