El don de compartirme a Mí
«Prediquen la buena noticia a todos» (Marcos 16:15 NTV).
¡Toda persona que llega a conocerme es un tesoro apreciado!
Cuando le hablas a alguien sobre Mi amor y esa persona ora para recibirme, entonces puedo derramar Mi amor en ella. Y no solo en el momento en que me reciben, sino durante toda la eternidad.
El regalo de la alabanza y la adoración
«Bendeciré al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca» (Salmo 34:1 VRV).
Alábame y agradéceme el primer regalo de Navidad que te hice.
¿Sabes cuál fue ese regalo? ¡Yo mismo!
Cuando me alabas, me produce una gran alegría. Además, nos acerca más el uno al otro. Es entonces que puedo derramar más gozo en tu corazón.
El regalo del perdón
«Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4:32 NVI).
Al perdonar a alguien por algo malo que te hizo, me estás dando a Mí el regalo del aprecio por cómo te perdoné Yo a ti.
«Y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros» (Lucas 11:4 NTV).
Cuando perdonas a alguien por algo que ella o él te hicieron que te hirió, estás siendo el reflejo de cómo te perdoné Yo. Eso me hace muy feliz.
Aun si lo que esa persona te hizo te puso muy triste, si la perdonas, entonces Yo puedo quitar ese dolor de tu corazón y hacerte feliz nuevamente.
El regalo de la música y las canciones
«Canten alegres al Señor» (Salmo 100:1 PDT).
Aun si piensas que no cantas bien o que no sabes tocar un instrumento, cuando cantas o tocas canciones de alabanza a Mí, ¡Yo escucho una música preciosa!
Eso se debe a que escucho la hermosa música del amor y la alabanza que sale de tu corazón, las cuales se traducen en bellas melodías celestiales.
El regalo de la alegría
«¡Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor!» (Salmo 144:15 VRV).
Me hace feliz verte contento.
Cuando estés triste o decaído, tómate el tiempo de contar tus bendiciones.
Yo habito en tus alabanzas. Esto significa que mientras piensas en cada una de las cosas buenas que he hecho por ti, puedo llenar tu corazón de gozo. ¡Entonces podemos compartir esa alegría juntos!
El regalo de la fe
«Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve» (Hebreos 11:1 NVI).
Te he otorgado el don de la fe, y deseo que me devuelvas ese regalo.
Imagínate que este regalo de fe es como una bolsa llena de monedas. Yo lleno esta bolsa cada vez que estudias Mi Palabra.
Busca a menudo dentro de esta bolsa a lo largo del día y saca monedas de fe para dármelas a Mí y demostrarme que confías en Mí.
¿Necesitas algo? Entrégame una de esas monedas de fe por medio de tus oraciones, y confía en que proveeré para todas tus necesidades.
¿Han cambiado los planes, y algo que esperabas con ansiedad se canceló? Entrégame una moneda de fe para demostrarme que confías en que igual puedo hacerte feliz.
El regalo de escucharme
«Yo te instruiré, Yo te mostraré el camino que debes seguir; Yo te daré consejos y velaré por ti» (Salmo 32:8 NVI).
Me encanta hablarte a través de Mi Palabra escrita. También me gusta mucho hablarte con Mi voz resonando en tu corazón.
Cuando apartas tiempo para escucharme y hacer lo que te digo, puedo responder a tus preguntas y mostrarte el amor especial que siento por ti.
El regalo de la oración
«Oren por todos los creyentes» (Efesios 6:18, NVI, parafraseado).
Tómense el tiempo de orar por los demás:
Cuando oras por estas personas, no solo me estás dando el regalo de la oración, ¡sino que también les estás dando a ellas un magnífico regalo! Tus oraciones harán posible que Yo haga cosas especiales en su vida.
El regalo de dar a los demás
«Den y se les dará» (Lucas 6:38 NVI).
La Navidad es el momento en que Dios me entregó a Mí, Su único Hijo, al mundo.
Al dar a los demás, me están dando el regalo de dar. «Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos [o hermanas], lo hicieron por Mí» (Mateo 25:40 NVI).
El regalo de la hermandad
«Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía» (Salmo 133:1, NVI).
Yo disfruto cuando tú disfrutas los momentos junto a tu familia y amigos.
El regalo de la alegría
«Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor» (Salmo 144:15 RVC).
Me alegro mucho cuando ustedes, Mis hijos, están felices y se ríen.
Cuando ustedes están felices, sus caras sonrientes harán que otros también deseen aquello que los pone contentos. Y entonces podrán contarles sobre Mí.
Cuando me entregan a ellos, les brindan felicidad.
«Y los creyentes se llenaron de alegría» (Hechos 13:52 NTV).
El regalo de un corazón agradecido
«Y den gracias por todo a Dios» (Efesios 5:20 NTV).
Cada vez que algo te alegre o te haga sentirte amado, tómate un tiempito para agradecerme por ese regalo.
El regalo de dar abrazos
«Ámense unos a otros con afecto genuino» (Romanos 12:10 NTV).
Cuando abrazas a un ser querido, puedes imaginarte que me abrazas a Mí y que Yo te abrazo a ti.
Tu abrazo los pondrá contentos porque les recordará el amor que siento por ellos.
Y cada vez que brindes alegría a otra persona, Yo te derramo más alegría en retribución. ¡Denme a Mí este regalo de dar abrazos al abrazarse unos a otros!
Texto: Christi S. Lynch, basado en los escritos de María Fontaine. Ilustraciones: Didier Martin. Colores: Catherine Lynch. Diseño: Christia Copeland.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2011
Suplemento de «Regalos para Jesús» (Desarrollo personal: Virtudes: Generosidad-1a)