Después de la muerte de Jesús, un hombre de Arimatea llamado José pidió a Pilato, el gobernador romano, permiso para sepultar el cuerpo de Jesús.
Lucas 23:50-53; Juan 19:38-42.
Jesús es sepultado
El día anterior al día de reposo, José de Arimatea puso el cuerpo de Jesús en una sepultura recién creada en el interior de una roca.
María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, que eran amigas de Jesús, acompañaron a José a la tumba.
Una enorme piedra fue puesta frente al sepulcro para sellarlo. Al terminar, todos volvieron a sus hogares. Debían prepararse para el día de reposo.
Algunos sacerdotes temían que los discípulos de Jesús intentaran llevarse Su cuerpo para anunciar que había resucitado, por lo que pidieron a Pilato poner guardias frente a la tumba.
Mateo 27:62-66.
La resurrección
El día siguiente al día de reposo, las mujeres volvieron a visitar la tumba. Pero al llegar, vieron que la gigantesca piedra había sido rodada y que había alguien allí. ¡Era un ángel! El ángel les dijo: «No tengan miedo. Jesús no está aquí. ¡Ha resucitado!»
Lucas 24:1-8; Mateo 28:1-7; Marcos 16:1-7.
María Magdalena se quedó junto a la tumba. Estaba preocupada. Un hombre se acercó y le preguntó: «¿Por qué lloras?» Ella pensó que se trataba del jardinero y le dijo: «¿Dónde pusiste Su cuerpo?» Y el hombre le respondió: «¡María!» ¡Era Jesús! María estaba muy contenta.
¡Las mujeres contaron a los discípulos las buenas nuevas de Su resurrección! También les dijeron a los discípulos que Jesús vendría a verlos.
El relato entero se encuentra en Juan 20:11-18.
Más adelante, Jesús apareció a Sus discípulos. ¡Estaban encantados de verle y de saber que estaba con vida! ¡Jesús volvió a la vida!
El relato entero se encuentra en: Juan 20:19-22; Marcos 16:9-15; Lucas 24:13-49 y Hechos 1:3.
Texto, ilustración y diseño: Didier Martin.© Didier Martin, 2020. Utilizado con permiso.