Jesús, me gusta asociarte con algo entretenido o especial, como un helado que me gano de premio por terminar una sección de un libro, por ejemplo. Para empezar, siempre me pongo feliz cuando como helado, tan feliz como me siento cuando estoy contigo.

Así como el helado es frío y refresca mucho en los días calurosos, igual Tú me serenas cuando estoy enojado o de mal humor; es como que le bajas la temperatura a mi enojo.

El helado es rico, y cuando paso tiempo contigo leyendo Tu Palabra también lo disfruto como algo rico.

Hay helados de muchos colores y sabores diferentes, igual que Tú me ofreces mucha variedad y por eso eres tan interesante. Si solo existiera helado de vainilla, se volvería aburrido; pero hay muchísimos sabores para elegir. A veces hasta resulta difícil elegir un sabor. Así es cuando estoy contigo, Jesús. Me ofreces una gran variedad de cosas, lo que hace la vida emocionante y que espere con ilusión la próxima vez que estaré contigo.