Luego de que el padre de José, Jacob, y sus hermanos junto a sus familias se instalaran en Egipto, sus futuras generaciones, conocidas como hebreos, vivieron muy felices allí. Sin embargo, después de varias generaciones, durante las que se hicieron más numerosos, las cosas cambiaron.
Un nuevo faraón subió al poder y temía que la creciente cantidad de hebreos llegara a tal número que les diera demasiado poder. Debido a esto, el faraón dio la orden de que se llevara a cabo algo terrible. Ordenó que mataran a todos los varones recién nacidos de los hebreos arrojándolos al río Nilo.
Pero un varoncito sobrevivió. Gracias a las oraciones y la intervención de su madre, y a la milagrosa protección de Dios, aquel bebito fue rescatado del río por la propia hija del faraón. Luego de algunos sucesos increíbles, el niño, a quien la hija del faraón nombró Moisés, fue criado en el palacio del faraón. El niño creció y se convirtió en el hombre del que se sirvió Dios para liberar a los hebreos de la esclavitud en Egipto.
Muchos capítulos de la Biblia hablan de la vida y los viajes de Moisés mientras guiaba a los hebreos por el desierto hacia la Tierra Prometida, y también de los Diez Mandamientos que le dio Dios escritos en dos piedras. Puedes leer más sobre Moisés en Éxodo, capítulos 1-2:10, y sobre cómo recibió los Diez Mandamientos en el capítulo 31 de Éxodo.
Texto: Didier Martin. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Stefan Merour.© Didier Martin, 2014. Utilizado con permiso.