Hay un relato fascinante en la Biblia sobre una vez en que Dios ordenó a Su profeta, Jonás, que llevara un mensaje a la poderosa ciudad de Nínive para advertirle a la gente que Dios no estaba nada contento con la iniquidad que allí imperaba. Pero Jonás no quería hacerlo, y en vez de dirigirse a Nínive, abordó un barco que partía en dirección opuesta.
A Dios no le agradó la desobediencia de Jonás. De pronto, empezó una fuerte tormenta en el mar. Los espantados marineros les rezaron a sus dioses y arrojaron toda la carga que llevaban para que la nave estuviera más liviana, pero no ayudó para nada.
Mientras tanto, Jonás dormía, y los marineros empezaron a sospechar que el problema tenía algo que ver con él. Luego de reconocer que había desobedecido a Dios, Jonás les dijo que debían arrojarlo a él al mar y que así Dios detendría la tormenta. Una vez que Jonás fue arrojado al mar, cesó la tormenta, pero Dios no se había olvidado del pobre Jonás y envió un gran pez para que se lo tragara…
Pueden leer el resto de este emocionante relato de la Biblia en el libro de Jonás.
Texto: Didier Martin. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Stefan Merour.© Didier Martin, 2014. Utilizado con permiso.