—Mami, mira ese autobús —dijo Tomás, de cinco años, apuntando a una foto de un autobús en un catálogo de juguetes—. Es el pequeño autobús rojo que tenía antes de la mudanza.
Tomás se acababa de mudar con su familia a un nuevo vecindario y había tenido que dejar atrás algunos de sus juguetes.
—Así es —dijo su mamá.
Tomás respondió:
—Me encantaría tener otro juguete como ese.
La mamá, que estaba preparando la cena, hizo una pausa:
—¿Recuerdas lo que dice Filipenses 4:6?
—Que tus peticiones sean conocidas delante de Dios —Tomás había memorizado recientemente ese versículo con su hermana Katy.
—Sí —dijo su mamá—. Puedes pedirle a Jesús que te dé un autobús.
—¿Puedo pedírselo ahora mismo? —preguntó anhelante Tomás. La madre asintió y Tomás cerró los ojos—. Jesús, yo tenía un autobús como ese y me encantaba. Tuve que dejarlo atrás en la mudanza, pero me encantaría volver a tener un autobús como ese.
Abrió los ojos y dijo:
—Mami, ¿escuchó Jesús mi oración?
—Por supuesto. Jesús escucha todas nuestras oraciones.
—Mami, creo que Jesús escuchó mi petición y me responderá.
—Sí, Jesús te quiere mucho y aun cuando no recibes todo lo que pides de inmediato, Él sabe lo que es mejor para ti y quiere que seas feliz. Hay otro versículo en los Salmos que dice: «Deléitate en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón» (Salmos 37:4). Si amas a Jesús y haces lo que Su Palabra te pide, te bendecirá.
Esa noche, cuando el papá de Tomás llegó a su casa del trabajo, a Tomás le esperaba una gran sorpresa.
—Adivina lo que te traje —su papá le mostró un paquete envuelto en papel marrón—. Un regalito especial por ser fiel con tus quehaceres.
—¿Un regalo para mí? Gracias papá. Ay, ¿qué será?...
Muy emocionado Tomás desenvolvió el paquete.
—¡Mira mamá! ¡Mira! Es un autobús rojo, igual al que le pedí a Jesús.
—¿Cómo supiste? —La mamá le preguntó a su esposo.
—¿Cómo supe qué, cariño? —dijo el padre.
—Esta misma tarde oramos pidiendo un autobús como éste.
El papá esbozó una sonrisa de oreja a oreja y les contó:
—¿En serio? Pues hoy, cuando salí del trabajo y venía a casa, pasé por una tienda de juguetes y vi el autobús en la vitrina. Jesús me recordó que habías dejado atrás tu autobús rojo cuando nos mudamos, así que fue idea de Jesús que te comprara otro.
Tomás estaba contentísimo.
—Jesús escuchó mi oración —dijo.
—Desde luego —consintió su papá—. Jesús te quiere mucho.
Versículo: Por tanto, les digo que todo lo que pidan orando, crean que lo recibirán, y lo obtendrán. (Marcos 11:24 parafraseado)
Texto: Aaliyah Smith, adaptado del relato original de Simon Peterson. Ilustraciones: Alvi. Diseño: Christia Copeland.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2011.