«Cuando oren, Yo los escucharé» (Jeremías 29:12; NTV).
Aprendamos diversas maneras en que la oración mejora nuestro día y nos ayuda a tener una relación más íntima con Jesús.
La oración nos brinda consuelo y esperanza.
«A ti clamo, Señor, porque Tú me respondes; inclina a mí Tu oído, y escucha mi oración»1.
Si estás triste y desanimado, pídele a Jesús que te dé ánimo y estés de nuevo feliz.
La oración es una forma de pedir a Jesús que nos ayude a efectuar cambios positivos.
«Orar siempre, sin desanimarse»2.
A medida que creces, necesitas aprender muchas cosas, y a veces quizás se te olvide hacer lo correcto. Mediante la oración puedes pedirle a Jesús que te lo recuerde la próxima vez.
La oración trae curación.
«Una oración ofrecida con fe sanará al enfermo, y el Señor hará que se recupere»3.
Cuando estés enfermo o algo te duela, díselo a Jesús en oración. Él puede brindarte la curación que necesitas para estar de nuevo fuerte y saludable.
La oración puede darte las respuestas y soluciones que necesitas.
«Y como sabemos que Él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos»4.
Si estás pasando dificultades con algo, ora y pídele a Jesús que te eche una mano. Hablar con Jesús disipará la confusión y te brindará respuestas.
Sin importar lo que estés haciendo, la oración puede formar parte de tu vida diaria. Aprende a conversar con Jesús e inclúyelo en tus actividades; de hecho, la Biblia dice: «Oren en todo momento»5. En todo lo que hagas, deja que Jesús participe.
Que la oración forme parte de todos tus proyectos, juegos, estudios, y cuando haces cosas por los demás.
La Biblia nos enseña: «Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.»6
Cuanto más ores, más te acostumbrarás a orar. Cuando formas un hábito, eso se convierte en algo natural para ti —nadie tiene que decirte que lo hagas, ni te cuesta acordarte tú mismo—, sencillamente forma parte de ti. Si empleas la oración para hablar con Jesús y que Él forme parte de tu vida cotidiana, eso también te acercará más a Él. Pensarás más en Jesús y dejarás que Él te ayude cuando lo necesites.
La oración aumenta tu fe y hace que pongas en manos de Dios tus necesidades, preocupaciones y temores; confiando en Él para todo lo que necesites. Recuerda: «No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho.»7
Cuando ores, acuérdate también de darle las gracias a Dios. En tus oraciones no solo le pidas cosas a Jesús o que te ayude, dale además las gracias. Comienza tus oraciones con un corazón agradecido, recordando toda la bondad y bendiciones que Dios te da.
«¡Te damos gracias, Señor! Te damos gracias porque estás cerca; por todas partes, la gente habla de Tus hechos maravillosos.» (Salmo 75:1; NTV.)
Notas a pie de página:
1 Salmo 17:6 (NVI)
2 Lucas 18:1 (NVI)
3 Santiago 5:15 (NTV)
4 1 Juan 5:15 (NTV)
5 1 Tesalonicenses 5:17 (DHH)
6 Efesios 6:18 (NTV)
7 Filipenses 4:6 (NTV)
Texto: Shanna Landon. Ilustración: Leila Shae. Color y diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2019.