Rincón de las maravillas
Héroes de la granja
lunes, agosto 15, 2022

Todo el día parecía que se iba a desatar una tormenta. Los cielos estaban cubiertos de nubes negras, centelleaban los relámpagos seguidos de estruendosos truenos. Enriqueta y la pequeña Rita observaban desde el gallinero los vientos y la lluvia.

Enriqueta cloqueó:

—No me gusta esta lluvia.

—Está oscura y ruidosa —agregó Rita.

—Por suerte, tenemos un buen techo y don Quintín nos trajo a todos los animales antes de que empezara a llover —dijo Enriqueta.

En ese momento un relámpago centelleó en el cielo, seguido de inmediato por un ruidoso trueno.

—Vaya luz y qué ruido —dijo Rita—. ¡¿Qué sucede?!

—La lluvia se aproxima —dijo Enriqueta—. Mejor vamos adentro hasta que pase la tormenta.

Estaban a punto de entrar en el gallinero cuando el relámpago se vio al mismo tiempo que se oyó el trueno.

—¡Uy, no! ¡El rayo ha caído en la casa de nuestro amo! —relinchó Lorenza, la yegua.

—¿Qué pasa cuando un rayo cae sobre algo? —preguntó Rita.

—Puede iniciar un incendio —dijo Enriqueta—. Espero que don Quintín y su familia estén bien.

Y en ese instante vieron que las llamas lamían la parte de atrás de la casa de madera del granjero.

—La casa… se está incendiando —mugió la vaca—. ¿Qué hacemos?

—No podemos apagar el fuego nosotros solos —comentó el cerdo.

—Pero tenemos que ayudar a don Quintín —agregó Lorenza.

—¡Ya sé! —interrumpió Papá Gallo—. ¡Podemos pedir auxilio! Hagamos toda la bulla que podamos. ¡Así nos oirán los vecinos, vendrán a ayudar y se podrá apagar el incendio!

—¡Buena idea! —exclamaron los animales.

Todos a un tiempo hicieron alboroto:

—¡ÑIÁJAJA! ¡ÑIÁJAJA!

—¡QUIQUIRIQUÍ!

—¡GUAU, GUAU!

—¡MUU, MUU!

—¡OINK, OINK!

Relinchando y corcoveando con todas sus fuerzas, Pancho, el caballo de faena, logró abrir de una patada la puerta del establo. Se disparó a correr y armó un escándalo por todo el corral.

Cerca de allí, don Rufino estaba con su esposa en la cocina cuando le llamaron la atención la conmoción y los ruidos extraños que venían de más abajo. Al mirar por la ventana, vio al caballo de su vecino que corría de un lado a otro desenfrenado, pateando y relinchando.

—¿Qué será todo ese tumulto? —dijo. Y en ese momento vio el humo.

—¡Rápido! —le dijo a su mujer—. Llama a los bomberos para que vengan urgentemente con los autobombas. Los vecinos están en peligro.

A toda prisa se metió en su camioneta y se dirigió a la casa de don Quintín.

Al cabo de unos minutos se oyeron las sirenas. Llegaron dos camiones, y los bomberos rápidamente se pusieron a apagar el incendio. Don Quintín y toda su familia habían quedado atrapados en el piso de arriba.

Los bomberos los ayudaron a escapar por una ventana y a bajar por la escalera del autobomba. La casa sufrió muchos daños, pero salvaron la vida y el resto de la granja.

—No sé cómo agradecérselo —dijo don Quintín a don Rufino y su señora.

—En realidad fueron sus animales quienes lo salvaron —repuso don Rufino acariciando las doradas crines de Pancho—. De no ser por el ruido que hicieron, yo no me habría dado cuenta tan rápido.

—¡Ñiájaja! —exclamó Pancho mientras don Quintín se reía y le acariciaba el hocico.

—Sí, todavía me quedan la granja y unos preciosos animales de los cuales me enorgullezco.

Los demás animales los observaban, felices de haber ayudado a salvar a don Quintín, su familia y la granja. La pequeña Rita se asomó por debajo del ala de su mamá para ver si todo andaba bien. Hasta el malhumorado Cazador batía la cola de alegría.

—Al principio no pensé que podíamos hacer algo para ayudar a don Quintín —dijo Rita—. Me alegro que encontráramos una forma de ayudarlo a él y a su familia.

—Yo también —afirmó Enriqueta—. Cuando hacemos algo en colaboración, podemos ayudar a alguien que lo necesita.

Basado en Héroes de la granja, de Jasmine G. Moulding. Ilustración: Max Bemont. Color: Ana Fields. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022.
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Etiquetas: valor, relatos para niños, trabajo en equipo