Aunque soy pequeño, con la ayuda de Dios puedo hacer muchas cosas. La Biblia dice: «Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza»1.
Cuando pienso en lo que puedo hacer por Dios, recuerdo que muchos niños y jóvenes han hecho grandes cosas por Él. ¡Yo también puedo hacerlo!
Puedo dar a los demás.
Un muchachito, que fue a escuchar a Jesús, le ofreció su pequeño almuerzo de pan y pescado para que Él alimentara a la multitud reunida. Jesús bendijo aquella pequeña porción, ¡y ocurrió un milagro! La comida se multiplicó muchas veces, y con ella se alimentó a una multitud de más de cinco mil personas y hasta sobró un montón2.
Puedo ser diligente.
A Miriam le asignaron la importante tarea de cuidar a su hermanito Moisés mientras flotaba dentro de una cesta en el río. Lo hizo para protegerlo de las personas que querían hacerle daño. Cuando una princesa de Egipto sacó la cesta del río, Miriam se ofreció a buscarle una mujer que ayudara a cuidar al bebé. ¡Al final, la propia mamá de Moisés ayudó a la princesa a cuidarlo!3
Puedo estudiar la Palabra de Dios.
Timoteo era un joven que estudiaba fielmente la Palabra de Dios. Aprendió mucho de la Palabra y lo utilizó para contar a los demás sobre la bondad y el amor de Señor4.
Puedo dar el mensaje de Dios.
Dios llamó a Jeremías para que diera Su mensaje a la gente. Al principio Jeremías era tímido y no se creía capaz de hacer lo que Dios le había dicho. Pero cuando obedeció lo que Dios le pedía, Jeremías se sintió lleno de valor. Y durante toda su vida, Jeremías difundió con valentía el mensaje de Dios5.
Puedo ser un buen amigo.
El príncipe Jonatán fue un buen amigo de David. Ayudó a protegerlo, le fue leal durante épocas difíciles y lo animó cuando estaba triste y separado de su pueblo. Confiaba en David y en que un día se convertiría en lo que Dios le había prometido6.
Yo puedo ser y hacer lo que Dios espera de mí: amar a Dios y mostrar Su amor y bondad a los demás. Me siento lleno de valor cuando estoy fuerte en el Espíritu de Dios. Puedo estudiar la Palabra de Dios y así conocer el camino correcto que debo seguir, tomar buenas decisiones y convertirme en alguien dispuesto a hacer la obra de Dios.
Notas a pie de página:
1 1 Timoteo 4:12 (NTV).
2 Ver Juan 6.
3 Ver Éxodo 2.
4 Ver 2 Timoteo 3:15.
5 Ver Jeremías 1:7-8.
6 Ver 1 Samuel 18:1-4; 23:16-18.
Texto: Chandra Rees. Ilustración: Didier Martin. Diseño: Roy Evans.Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2020.