Rincón de las maravillas
Carina y la obra de Navidad
lunes, diciembre 6, 2010

Cada diciembre, la clase de Miss Evelyn montaba una obra de teatro navideña. Era la primera Navidad de Carina en el colegio, y hoy Miss Evelyn explicaría a los niños los detalles de la obra y repartiría los personajes entre los niños. Carina no veía el momento de que empezara.

La obra teatral era acerca de una angelita llamado Lani, a la cual habían enviado en una misión. Miss Evelyn le preguntó a Carina si le gustaría hacer el papel de Lani.

—Es un papel importante —explicó Miss Evelyn— y tendrás que aprenderte muy bien lo que te toca decir.

Carina estaba feliz de poder hacer el papel de Lani, pero a veces era un poco tímida y le costaba recordar sus frases cuando se encontraba en público. Carina sabía que actuarían delante de todos los papás y mamás de los alumnos de la escuela. Carina se pasó la mañana pensando en eso.

—Miss Evelyn, creo que no podré hacer el papel del ángel —dijo Carina antes de irse del colegio—. Tengo miedo de que se me olvide lo que me toca decir y de arruinar así la obra de teatro.

Miss Evelyn le respondió amablemente:

—Te ayudaré a aprenderte tu parte, y ensayaremos hasta que te sientas segura. ¡Estoy convencida de que lo harás de maravilla!

Carina se sintió mejor, y cuando llegó a su casa les habló a sus padres de la obra de teatro.

Cada día, la clase de Carina ensayaba la presentación. Era mucho trabajo, y tuvieron que memorizarse lo que les tocaba decir y aprenderse bien las canciones. Carina se sentía muy contenta de poder hacer el papel de Lani, el angelito. Su mamá la ayudó a hacer un hermoso traje con alitas, halo y todo. Le puso unas lindas lentejuelas.

El día anterior a la obra navideña, Miss Evelyn llevó a los niños al salón de actos donde iban a actuar, para hacer el ensayo general. Había un enorme escenario con luces de colores, y muchas filas de asientos. Los niños se pusieron sus respectivos disfraces y se alistaron para actuar.

Aunque Carina había trabajado duro para aprenderse todas sus partes y sus canciones, ni bien se ubicó en el escenario, comenzó a sentirse nerviosa. Cuando llegó su turno, se le olvidó todo lo que tenía que decir. Miss Evelyn le sopló unas palabras, pero por mucho que se esforzó, no consiguió emitir siquiera un sonido.

Miss Evelyn le dijo a Carina que no se preocupara y le pidió que se acercara a verla detrás del telón.            

—Lo siento, Miss Evelyn —susurró Carina—. Es que, cada vez que miro las butacas del salón y pienso en toda la gente que nos va a ver... se me retuerce el estómago y me olvido de lo que tengo que decir. Creo que no lo lograré.

Con una gran sonrisa, Miss Evelyn le contó a Carina que a ella también se le hacía muy difícil actuar en público cuando era pequeña, pero que su mamá le había enseñado un truquito que la ayudó.

—¿Qué truco? —preguntó Carina.

—Mi mamá me dijo que los buscara, a ella, a mi papá y a mi hermano, entre el público —explicó Miss Evelyn—. Y luego, que me imaginara que estaba en el living de mi casa actuando solo para ellos.

—¿Y le dio resultado?

—¡Sí, cada vez!

—Tú también puedes intentarlo —le dijo Miss Evelyn—. Puedes escoger varios asientos e imaginarte que tu familia se sentará en esos lugares, y luego contarles en qué consiste la misión de Lani.

Carina se moría de ganas intentarlo. Al principio se puso un poco tímida, pero antes siquiera de darse cuenta, el ensayo había terminado.

—¡Felicitaciones! —exclamó Miss Evelyn cuando Carina bajó del escenario—. Y si recuerdas ese truquito mañana, te irá de maravilla.

Por fin, llegó el día de la obra de teatro. Carina se subió al escenario lista para comenzar. Cuando miró hacia el público, comenzó a dolerle la barriga, pero enseguida se acordó de lo que le había dicho Miss Evelyn. Carina ubicó a sus papás y a sus dos hermanas entre el público. Su mamá le sonrió y le hizo señas desde lejos. Carina se sintió segura, y al ratito se había olvidado de las mariposas que sentía en el estómago. Lo único que recordaba era la magnífica historia de Lani que quería contarle a su familia.

Con un fuerte aplauso, la obra terminó. Carina había recordado perfectamente todo lo que le tocaba decir y también las canciones.

—¡Sabía que podías hacerlo! —exclamó Miss Evelyn, abrazando a Carina—. ¡Fuiste el mejor angelito que  he visto jamás!

—¡No me puse nada nerviosa! —dijo Carina—. Y además, ¡lo pasé muy bien!

Autora: Katiuscia Giusti. Ilustraciones: Sabine Rich. Diseño: Stefan Merour.
© La Familia Internacional, 2010
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Etiquetas: navidad, relatos para niños, audio, confianza piadosa